El mensaje del 4to paro nacional será para todos: actual y futuro presidente

No elevarán el mínimo no imponible. Lo anticipó, contra lo que hubiera querido, esta mañana, Aníbal Fernández, quien reconoció que los gremios "reclaman algo que es justo", y cree que alguna señal de la Presidente sobre un alivio en Ganancias podría haber evitado este clima espeso contra el Gobierno. De esta forma, el paro del martes queda ratificado; Randazzo lamentará no sumar adhesiones sindicales, y Scioli, Massa y Macri se apuran a sumar apoyos. Los gremios, a la par, analizan como mostrarse necesarios y conservar así un lugar en la mesa del poder. Este paro nacional enviará ese mensaje, luego verán si la unificación de las centrales es uno de los caminos.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó esta mañana que el reclamo sindical por el Impuesto a las Ganancias es "justo" pero señaló que no habrá una suba del mínimo no imponible ya que, según argumentó, eso perjudicaría a quienes "quieren ingresar al mercado de trabajo".
 
"Los trabajadores reclaman algo que es justo. Pero la Presidente (Cristina Fernández) tiene que bregar por todos y a veces tiene que saber que estas cosas pueden suceder", señaló Fernández.
 
En declaraciones formuladas al ingresar a la Casa de Gobierno, el funcionario sostuvo que las subas del mínimo no imponible de Ganancias se dan según "las posibilidades del momento" y que cuando se toma una medida de ese tipo se "cierra una puerta a aquellos que están por ingresar al trabajo registrado y se quedan afuera".
 
"Hemos intentado buscar alternativas pero la posición parece ser irreductible. Si no lo puedo evitar, no lo puedo evitar", sostuvo Fernández, al ser consultado sobre las negociaciones que el Gobierno nacional encaró con los sindicatos con el objetivo de evitar un paro convocado para el próximo martes.
 
El jefe de ministros evitó vincular la medida de fuerza con la campaña electoral y consideró: "Sería injusto que un trabajador reclamara por el mínimo no imponible y yo lo calificara de político".
 
Sin embargo, después del paro del 31, comenzarán a verse las consecuencias políticas del mismo. Para entonces, ya comenzada la campaña electoral para las PASO en Capital (serán el 26 de abril), se empezará a ver qué ocurre, como juegan, las fuerzas sindicales.
 
En efecto, ya hay gestiones en marcha para un próximo encuentro con Mauricio Macri para hablar de la "Argentina que viene", según confió al sitio 'Infobae' un afilado operador del PRO que está en los tejes y manejes de la campaña presidencial del jefe de Gobierno de la Ciudad.
 
Ese encuentro, de no mediar sorpresas, quedará para después del paro del 31. 
 
Por ahora, sin perjuicio de meter también la cuchara en la interna del PJ, la mayoría de los gremios peronistas opositores se ha puesto la camiseta de Horacio Rodríguez Larreta para apoyarlo en su mano a mano con Gabriela Michetti, una dirigente que no es del gusto del paladar sindical.
 
Las únicas organizaciones que se pusieron del lado de Micheti, con visibilidad, son el ruralista Gerónimo Momo Venegas y el massista Rodolfo Daer, ex jefe de la CGT y titular de la seccional porteña del gremio de la Alimentación. Respecto de este último, los lenguaraces apuntan que cumple órdenes deSergio Massa, para empiojarle la cancha a Macri, que apoya a Rodríguez Larreta con todas las letras. 
 
En cuanto al kirchnerismo, la situación política con los gremios es complicada. El Gobierno de Cristina Fernández no está en su apogeo, todo lo contrario, a pasos del final del ciclo. Así y todo, se animó a ignorar a su gremialismo más fiel. 
 
Todo comenzó la semana pasada, cuando la Casa Rosada no le dio ninguna respuesta a la CGT Balcarce sobre su reclamo contra el Impuesto a las Ganancias y se precipitó luego del desaire a sus dirigentes que significó el faltazo de Axel Kicillof a un almuerzo, frustrada escenificación del diálogo que Cristina nunca quiso tener en serio. "¿Por qué nos hace esto? Kicillof ni siquiera es peronista", bramó un gremialista, según el diario 'Clarín'.
 
Al día siguiente del desplante del joven ministro, Antonio Caló y Ricardo Pignanelli, líderes de la UOM y de SMATA, dos emblemas kirchneristas de la CGT Balcarce, le dieron su respaldo electoral a Daniel Scioli, el candidato oficialista al que, hasta ahora, no quiere la Presidente y que venía de probar nuevamente el sabor amargo del estilo cristinista cuando le ordenaron que no presentara su lista de postulantes en Capital.
 
Luego, Pignanelli sorprendió al criticar a Kicillof porque "se enfrió la economía y está en peligro el modelo industrial", y advirtió que el sindicato apoyó en los años noventa a Carlos Menem, pero que no le había temblado la mano para "hacerle un paro a Cavallo". A la vez, pidió a su gente apoyar la candidatura de Scioli porque "quiere seguir con el modelo industrial" y "garantiza la defensa del modelo sindical".
 
La CGT Balcarce acordó no pedir ninguna audiencia con otro funcionario, tras el desplante de Kicillof y quedaron en reunirse a fin de mes para debatir el respaldo a algún candidato presidencial. 
 
Aníbal F. y Carlos Tomada saben que alguna señal de la Presidente sobre un alivio en Ganancias podría haber evitado este clima espeso contra el Gobierno que domina ahora a la dirigencia sindical más obsecuente y a la que el kirchnerismo podría necesitar ante la temporada alta de las paritarias y un proceso electoral tan decisivo.
 
Pero ocurrió todo lo contrario.
 
¿Cómo hará ahora Florencio Randazzo para sumar más adherentes en la CGT Balcarce a su candidatura? Tampoco lo hará Sergio Urribarri.
 
En cambio, otro peronista, el opositor Sergio Massa podría engrosar sus filas. ¿El kirchnerista Gerardo Martínez (UOCRA), el favorito de la Presidente, se animaría a dar ese paso?
 
El jefe de la UOCRA se fue hace unos días de la Casa Rosada con las manos vacías, donde no sólo no había obtenido ninguna certeza sobre eventuales cambios en Ganancias, un reclamo que encabeza también la agenda de los gremios kirchneristas, sino que, además, debió escuchar de la boca de la Presidente durísimas quejas sobre el accionar y el patrimonio de los sindicatos.
 
La primera reacción de Martínez fue abrir el juego con sus colegas de la CGT oficialista. A diferencia de fin del año pasado, cuando les había anticipado que la Presidente anunciaría la exención del tributo del medio aguinaldo, esta vez el albañil sólo compartió lamentos y preocupaciones. Cristina hasta le habría insinuado que los sindicatos serían uno de los motores que alimentan el lucrativo mercado negro del dólar paralelo.
 
La versión de Martínez llegó hasta los oídos de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, referentes del sindicalismo opositor.
 
Además de ello, según el diario 'La Nación', se reactivaron esta semana las negociaciones por la unificación de la CGT, fracturada hoy en tres sectores. De esas charlas secretas participan hombres de Moyano y Barrionuevo y dirigentes de peso de la central oficialista.
 
Cristina se va y nadie quiere quedarse fuera del tablero
 
La CGT de Caló ya definió orgánicamente su apoyo a la candidatura de Scioli. 
 
Moyano, en tanto, juega a tres puntas: mantiene lazos con Scioli, es aliado electoral en un puñado de distritos de Sergio Massa y lo unen acuerdos económicos con Mauricio Macri. Aunque está convencido, por lo menos hasta ahora, de no encolumnarse públicamente detrás de ningún candidato. 
 
Barrionuevo debate su lealtad entre Massa y Macri, mientras que entre los transportistas ya se inclinaron por el líder del Frente Renovador.
 
Al fin y al cabo, el paro del martes también será un mensaje para el futuro presidente: los gremios aspiran a condicionar y a mostrarse como necesarios interlocutores, esto es, conservar un lugar en la mesa del poder.

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