El nuevo Kódigo Penal que apunta a vaciar las cárceles... y llenar las calles

El nuevo anteproyecto de reforma del Código Penal, escrito por el juez de la Corte, Raúl Zaffaroni, entre otros, que ya tiene en sus manos la presidenta Cristina Fernández, contiene profundas y polémicas innovaciones que no dejan de sorprender. Entre ellas, la aplicación de penas más moderadas, ya que el texto prevé que las penas de prisión se combinen con un abanico de "penas sustitutivas" a la cárcel, según cuál sea la gravedad del delito cometido.


El nuevo anteproyecto de reforma del Código Penal, que ya tiene en sus manos la presidenta Cristina Fernández, sigue ofreciendo innovaciones más que polémicas a medida que se va conoce. Entre ellas, la aplicación de penas más moderadas, ya que el texto prevé que las penas de prisión se combinen con un abanico de "penas sustitutivas" a la cárcel, según cuál sea la gravedad del delito cometido.
 
En todos los casos, las penas deberán ser de aplicación efectiva, por lo que se eliminan la libertad condicional y la condena de ejecución condicional. A cambio, se establece un sistema nuevo de penas de reemplazo a la prisión que incluye el arresto domiciliario, la prestación de trabajos a la comunidad y la multa reparatoria, entre otras.
 
Por ejemplo, en el caso de una condena a prisión que no exceda los tres años -cuya ejecución, en el código actual, sería condicional-, con el nuevo código el juez debe reemplazarla por alguna de las penas alternativas mencionadas. Si se trata de una pena de prisión que va de 3 a 10 años (mediana gravedad), exigirá que la mitad sea de cumplimiento efectivo en prisión y el resto, ejecutado por alguna de las penas alternativas que disponga el juez.
 
En el caso de los delitos graves (más de 10 años), las dos terceras partes deben ser cumplidas en prisión, y el resto, por medio de una pena de reemplazo.
 
Además, el anteproyecto elimina la pena de prisión perpetua y establece como pena más alta 30 años de cárcel, según informa el diario 'La Nación' de fuentes judiciales. Incluye, además, nuevas figuras penales referidas al genocidio, los delitos contra el medio ambiente, el tráfico de órganos y el tráfico y permanencia ilegal de inmigrantes, entre otras.
 
Asimismo, queda definitivamente despenalizado el uso de estupefacientes para consumo personal y, si bien se mantiene la penalización del aborto -salvo las excepciones contempladas en la ley actual-, el nuevo texto castigará también el "aborto culposo", por ejemplo, producido por mala praxis médica. Este punto promete una larga e intensa polémica.
 
Consultados por el matutino, los miembros de la comisión reconocen que este nuevo sistema despertará polémica y que la clave para su éxito es que el control de este tipo de "penas sustitutivas" sea realmente eficaz. Difícil en un país donde faltan juzgados de ejecución penal y presos logran escapar de las cárceles con llamativa facilidad.
 
El grupo de especialistas al que se le encomendó la elaboración de un nuevo Código Penal, quedó presidido por Raúl Zaffaroni e integrado por León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, María Elena Barbagelata y Federico Pinedo. 
 
Ellos aseguran que "hemos logrado coincidencias en un altísimo porcentaje. Hay disidencias, obviamente, pero el trabajo se realizó con notable armonía".
 
"Pretende ser un Código Penal moderno, con instituciones penales alternativas a la cárcel, como sucede en países europeos y tal como lo recomiendan las Naciones Unidas", enfatizó Gil Lavedra.
 
Barbagelata, si bien elevó su voz en protesta por la figura del "aborto doloso", celebró también el acuerdo logrado. "Lo fundamental es que el control judicial sobre las penas aplicadas sea efectivo", resaltó.

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