El "Efecto Beatriz": abdica el rey Alberto II de Bélgica

El “efecto dominó” de la reina Beatriz de Holanda no se hizo esperar. A dos meses de la abdicación de la reina holandesa en favor de su hijo Guillermo y su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta, ahora fue el turno del rey Alberto II de Bélgica. El monarca anunció hoy, en un discurso emitido por radio, televisión e Internet, que abdicará al trono de su país el 21 de julio


Será sucedido por su hijo, Felipe, quien, pese a despertar numerosos interrogantes sobre su capacidad para reinar, ascenderá como 7º rey de la dinastía Sajonia-Coburgo-Gotha, fundada en 1815 por el rey Leopoldo I.
“Con serenidad y plena confianza, anuncio mi intención de abdicar el 21 de junio de 2013, día de nuestra fiesta nacional, en favor del heredero, mi hijo Felipe“, dijo el rey en su discurso. “Fue un honor y una oportunidad de pasar una gran parte de mi vida al servicio de nuestro país y su gente”, agregó para finalizar su discurso con un “¡Viva Bélgica!”.
A sus 79 años y a punto de cumplir 20 años como rey, Alberto II enumeró los motivos por los cuales decidió dar un paso al costado: “Después de 20 años de reinado, estimo que es el momento de pasar la antorcha a la generación siguiente, por respeto a las instituciones y a los ciudadanos”. “Estoy seguro que el príncipe Felipe está bien preparado”, agregó.
En un discurso emitido tras el del rey, el primer ministro belga, Elio Di Ruppo, dio detalles de la abdicación y sucesión, y expresó su “agradecimiento” al rey por su compromiso con el Estado. Asimismo, dijo haberse enterado “con pesar que la salud del rey no permite llevar a cabo sus obligaciones”.
Sobre la familia real belga. Alberto II de Bélgica nació en 1930, siendo el hijo del rey Leopoldo III y de la reina Astrid, princesa de Suecia. Su infancia no fue fácil: cuando tenía apenas un año de vida, su madre murió en un accidente automovilístico en Austria, por lo que él y sus hermanos mayores -Balduino y Josefina Carlota- se criaron en un ambiente de luto eterno y carentes de afecto.
Tras la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la familia fue tomada prisionera en Suiza por las fuerzas de liberación, acusando al rey Leopoldo III de colaboracionismo hacia Hitler. En 1951, a punto de estallar una guerra civil entre partidarios de la monarquía y sus acusadores, Leopoldo abdicó dejando el trono a su hijo mayor, Balduino, de 20 años de edad.
Durante las siguientes décadas, Alberto II fue considerado el heredero, debido a que su hermano no pudo tener hijos con su esposa española, la reina Fabiola. En los años '60 la familia volvió a atravesar tiempos tormentosos debido a la mala relación de Alberto con su esposa, la italiana Paola Ruffo di Calabria. El matrimonio tuvo tres hijos -Felipe, Astrid y Laurent- y estuvo a punto de divorciarse por las aventuras extramatrimoniales de ambos.
El rey Balduino murió el 31 de julio de 1993, y Alberto II se convirtió en rey, pese a que la mayoría de los belgas quería que fuera coronado su hijo, Felipe. Los primeros años de reinado fueron turbulentos, debido a una aparente “guerra” librada en el palacio entre la reina viuda, Fabiola, quien defendía la herencia de su sobrino favorito, Felipe, y la nueva reina, Paola, quien junto a su esposo consideraba que Felipe no era apto intelectualmente para gobernar, prefiriendo a su segunda hija.
Los últimos años de reinado de Alberto II estuvieron también marcados por los problemas familiares. En primer lugar, por la aparición de Sybille Boel, quien afirma ser hija del rey y de una amante, y que exigió un examen de ADN para comprobar su filiación. Mientras tanto, el hijo menor del rey fue separado de las actividades oficiales debido a sus turbulentos negocios con líderes del Oriente Medio.
Según explicó hoy el rey Alberto, su abdicación responde a la necesidad de dar renovado “aire fresco” a la monarquía, que finalmente quedará en manos del príncipe Felipe.
Su esposa, la belga Mathilde d’Udekem d’Acoz, es el miembro más popular de esta familia y logopeda de profesión, tiene el mérito de haber dado frescura y vigor a la monarquía, definida desde siempre como una corte gris y demasiado “acartonada”. Mathilde.
Mathilde, por su parte, será la primera mujer belga en convertirse en reina de su país, luego de que los anteriores reyes se casaran con una francesa, una austríaca, una alemana, una sueca, una española y una italiana. Deberá, eso sí, compartir el protagonismo con las reinas Fabiola y Paola.

(*) Especial para Perfil.com

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