Que vete Cristina y los jubilados castiguen a los Kirchner en las urnas de 2011

Los Kirchner vetarán la aprobada legislación que ajustaría la jubilación minima al 82% móvil del salario mínimo. Pero el veto tendrá un costo: ubica a los jubilados y pensionados en la vereda de enfrente de los Kirchner.

EDGAR MAINHARD | 14/10/2010 | 02:16


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Hay un kirchnerismo mediático que llama a las radios y se expresa a través de las redes sociales, que insiste en que es ilógico el incremento remunerativo que supone conceder el 82% móvil de la jubilación mínima respecto del salario mínimo.

El concepto del kirchnerismo mediático sostiene: "Quieren quebrar a la Administración nacional y popular".

El concepto simplifica excesivamente un debate mucho más importante porque pretende convertir al victimario (el Ejecutivo Nacional) en víctima, más allá de que el kirchnerismo carece de virtudes que puedan hacerlo "nacional y popular".

No hay antecedentes en la gestión del Estado democrático de una Administración que incremente tanto el gasto público sin considerar algún parámetro de eficiencia en la asignación de los recursos. Por lo tanto, es falso afirmar que el 82% móvil es una suerte de intento de golpe de Estado fiscal.

Luego, es sugestivo que una Administración que se autodenomina progresista no contemple el 82% móvil entre sus objetivos inmediatos. ¿Por qué la Asignación Universal por Hijo es más imprescindible que el 82% móvil?

Además, el kirchnerismo corrobora que no le place honrar sus deudas. Porque la sociedad mantiene un pasivo importante con los jubilados, y los Kirchner prefieren seguir en default.

Todo lo que opine al respecto el chirolita de Quilmes transplantado a Puerto Madero, Aníbal Domingo Fernández, es ocioso hasta responderle. Si los Kirchner aceptaran honrar el 82% móvil, diría todo lo contrario con similar rapidez y también apelando a la red social Twitter.

El kirchnerismo afirma que carece de recursos suficientes como para afrontar las consecuencias del 82% móvil en las jubilaciones mínimas pero, en forma simultánea, mantiene niveles extraordinarios de subsidios en los servicios públicos más diversos, entre diversas partidas de asignación cuestionable.

El kirchnerismo sostiene que deben mantenerse esos subsidios porque mejoran la calidad de vida de quienes menos tienen.

Sin embargo, el kirchnerismo castiga a esos mismos sectores con la inflación que alienta el propio oficialismo para así incrementar el volumen nominal de la recaudación impositiva, y con ese dinero pagar los subsidios voluminosos. Un disparate.

Mucho más ayudaría el kirchnerismo a los menos pudientes si no hubiese inflación, logrando una estabilidad de precios que mantendría el poder de compra de las remuneraciones, y hasta lo mejoraría.

Sin inflación y sin subsidios, el escenario resultaría bien diferente para considerar la sustentabilidad del pago jubilatorio. Pero no es el esquema vigente.

Todos conocían de antemano que Cristina de Kirchner vetaría cualquier legislación de recuperación de la jubilación mínima. Pero es bien diferente sospecharlo o anticiparlo que tener que ejecutarlo, y así dispersar a muchos electores hacia otras fuerzas político-electorales. Eso es lo que se espera que haga la Presidente, hundiéndose un poco más frente a 2011.

A Cristina le resultará en extremo complicado explicar que el veto del 82% es progresista y que lo mejor sería que nada cambie respecto del mecanismo anterior.

Más allá de la chicana política que supone toda esta cuestión, lo importante consiste en separar la seguridad social de lo jubilatorio, y trabajar en un esquema de financiación sustentable de una merecida mejor jubilación mínima para quienes trabajaron durante su vida activa y necesitan acogerse a los beneficios del retiro.

El kirchnerismo jubiló -sin aportes de contrapartida- a mucha gente. Le expropió ahorros a muchos aportantes al sistema de Administración Federal de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) para volcarlos a fines no previsionales, y ahora afirma que no hay dinero suficiente... Es un argumento inconsistente.

La cuestión es que la sociedad no puede desentenderse del sistema previsional y, por supuesto, necesita encontrar respuestas al problema planteado, que obviamente consisten en reestructurar el organigrama de egresos del Tesoro Nacional y de los paraempresarios.

Los Kirchner se niegan a cualquier posibilidad y ese es el inicio del conflicto en ciernes, en el que el Legislativo interviene como consecuencia de que antes intervino el Poder Judicial -a través de todas sus instancias-, incluyendo la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Mucho ayudaría que la oposición presentara en las próximas horas, 2 ó 3 propuestas de financiación del 82% móvil, planteando en público o en privado, la asignación de recursos. Es más interesante concretar eso antes que amenazar con un veto -que retrotraerá la acción a la discordia reciente, sin soluciones-.

Resulta necesario escapar al simplismo de comparar la masa de recursos con los pagos pendientes del Tesoro Nacional. Y también es importante dejar de considerar a la negativa del 82% como la única respuesta posible.

Aníbal Fernández lo circunscribió todo a la cuestión de veto presidencial para impedir la quiebra del Estado. Lo interesante de sus apreciaciones es que la 3ra. Edad comienza a comprender algunas lecciones acerca de lo errado que sería renovarles a los Kirchner otro mandato.

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