En 2017 el déficit será peor que el del Rodrigazo y de la hiper de Alfonsín

Confirmado: con la Administración Macri no habrá baja de impuestos. Lo acaba de afirmar el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay: "A todos nos gustaría bajar impuestos, pero la consecuencia es quedarnos sin recursos para atender a los más vulnerables. Con el Fondo del conurbano, la provincia de Buenos Aires tendría que recibir $ 42.000 millones anuales, que no recibe". Resultó que el presidente Mauricio Macri es un hombre de miedos diversos, a los que enfrenta realizando concesiones para calmarlos. Los mal llamados 'luchadores sociales' han sido muy hábiles en provocar el temor en Macri, cuya metodología de gestión del Estado es muy onerosa. Tanta erogación del Estado provoca una conclusión: los impuestos tendrán que subir si es que no se quiere regresar a la emisión de moneda: es una conclusión de Urgente24 luego de leer el más reciente informe sobre déficit fiscal que elaboró la consultora Economía & Regiones.



Después de escuchar al ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, en el Congreso, fundamentando el proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias, es posible afirmar:
1. No habrá baja de impuestos en la Administración Macri en la medida que no exista una economía que absorba la suficiente mano de obra como para reducir la asistencia social.
2. Pero no habrá inversión directa privada importante con la actual estructura impositiva. ¿El huevo o la gallina?
3. La reducción del déficit fiscal no es una prioridad para la Administración Macri porque su nuevo eje es la 'paz social'.
4. Por un motivo similar, no es una prioridad la reducción de la inflación, y menos en un año electoral.
5. El impacto de la abundancia de déficit fiscal es subestimado por Prat-Gay. Para ilustrarlo un poco, aquí algunos apuntes:
Explosivo incremento
“Sumando el déficit fiscal y cuasi fiscal, Argentina presentaría un resultado fiscal negativo entre ‐11.0% y ‐12.0% del PBI en 2017, lo cual lo acerca a los peores momentos de la reciente historia Argentina. Puntualmente, con el Rodrigazo se llegó a un resultado fiscal total de ‐11.4% con un cuasi fiscal de ‐8.2%. Con Alfonsín, se tuvo un resultado total negativo de ‐18.7% con un cuasi fiscal de ‐16.6%”, lapidario informe de una consultora que no es la de reconocidos K como los de CEPA (Centro de Economía Política Argentina, que dirige Hernán Letcher), ni de laEcolatina fundada por Roberto Lavagna, quien había vaticinado un colapso. Se trata del informe de prensa Nº 248 de Economía & Regiones, fundada por el actual ministro del Interior, Rogelio Frigerio (n) pero hoy día en otras manos.
Ejerce la presidencia de la firma Verónica Sosa, la vicepresidencia es de Federico Müller y el economista-jefe es un ex Broda, Diego Giacomini.
Otro de los juicios contundentes del último informe dice textualmente: “El acumulado de los 10 primeros meses del primer año de Cambiemos muestra que en 2016 la política fiscal del gobierno es fiscalmente más agresiva y expansiva que la de Kicillof en 2015, ya que actualmente se está incrementando el déficit fiscal primario a un ritmo superior (+80bps. vs +50bps)”.
Añade que “poniendo la lupa sobre el gasto durante este año, podemos observar que el gasto en empleados públicos crece al +33,7%, las transferencias a universidades públicas un +32,4% y el déficit operativo de empresas públicas al +81,5%. Todos los anteriores crecieron por encima no solo de los ingresos sino también por encima del gasto primario, aunque los dos primeros caen en términos reales (‐5% y ‐5,9% respectivamente)”.
El resultado fiscal de octubre arrojó un explosivo incremento tanto del gasto público como del déficit.
En concreto, el déficit primario creció +183.9% interanual ($62.959 millones) y el déficit financiero (sin rentas del BCRA y ANSeS) aumentó +177.1% hasta trepar a $80.292 millones.
El explosivo aumento del déficit fiscal es fundamentalmente resultado de que el ritmo de incremento del gasto primario (+48.2%) más que duplica al ritmo de expansión de los ingresos (+23%).
El gasto crece +10 p.p. en términos reales (vs IPC Congreso), mientras que los ingresos caen ‐14p.p.
Si se excluyen las rentas del BCRA y el ANSeS, el déficit financiero aumentó +67,8% contra mismo período del año anterior ya que totaliza $429.968 millones.
Contundente respaldo al BCRA
Sin duda, tal como sucede con todos los economistas de cierto prestigio, se considera mejor la gestión del Banco Central que la del ministro Alfonso Prat Gay: “Hay señales que sugieren que “la política” está induciendo al BCRA a bajar la tasa e inyectar liquidez para estimular el consumo y la demanda agregada. Este accionar de “la política” sobre el BCRA nos dejará “sin el pan y sin la torta”, porque "la economía no se reactivará, pero el proceso de desinflación se terminará abortando”, sostiene.
Explica que “la falta de crecimiento no es un problema de tasa de interés elevada, sino consecuencia de una equivocada política fiscal. Por otro lado, la baja de tasa primero abortará la reducción de expectativas de inflación y de inflación observada; y más tarde terminará probablemente alimentando una suba de ambas”, agrega, y conceptualiza: “La teoría monetaria y la evidencia empírica muestran que para bajar exitosamente la inflación desde niveles elevados (+30%/+40%), es imprescindible que la estabilidad de precios sea el objetivo de largo plazo predominante para la política monetaria del BCRA”.

Muy complicado horizonte de la economía resulta de la lectura de este gráfico de Economía & Regiones.
El economista jefe de E&R protagonizó un enfoque, llamado Giacomini/Milei, que fue presentado en “Maquinita, Infleta y Devaluta”, y muestra que el BCRA debe aplicar “una política monetaria prudente, que mantenga a raya la oferta monetaria, para evitar que surja un desequilibrio monetario (exceso de oferta) y cambiario (exceso de demanda) que termine en un “salto” de la inflación y el dólar”.
El espaldarazo que dan Giacomini/Milei al internamente cuestionado manejo monetario del BCRA se expresa en que, “en un marco con caída de la demanda de dinero como el actual, el BCRA debe aplicar una política monetaria contractiva que reduzca la oferta monetaria, caso contrario la inflación se volvería a acelerar y el tipo de cambio aumentaría”.
Aclara que si bien este enfoque plantea hacer política monetaria en base al manejo de los agregados monetarios y no de la tasa de interés, su recomendación de política económica es “trasladable” al esquema de metas de inflación del BCRA.
Según los autores, con caída de la demanda de dinero no es recomendable bajar la tasa de interés y aumentar la liquidez en el mercado monetario, porque se corre el riesgo de alimentar el desequilibrio monetario (exceso de oferta) y cambiario (exceso de demanda), aumentando la probabilidad que el proceso des inflacionario se aborte y el tipo de cambio suba.
Explican que con la caída de la demanda de dinero y la baja de la tasa de interés, la suba del tipo de cambio debería haber sido mayor a la efectivamente observada durante los últimos días, pero que el actual bajo tipo de cambio (para la tasa de 25%,25% de hoy) es posible porque hay una sobreoferta coyuntural de dólares y una sobredemanda especulativa de pesos que, conjuntamente, mantienen artificialmente en equilibrio a los mercados monetarios y cambiarios.
Afirma que “la sobreoferta de dólares se sustenta sobre 3 pilares, el blanqueo, el ingreso de divisas para “aprovechar” la tasa en pesos y el endeudamiento externo”, en cuyo caso hace la salvedad de que el blanqueo es transitorio y el ingreso de divisas para obtener rendimientos en pesos tiende a desaparecer con la baja de tasa (y expectativas de suba del dólar).
A su vez, la futura suba de la tasa de referencia en EE.UU. también reducirá el ingreso de endeudamiento externo.
Con lo cual llega a la conclusión de que es esperable que más adelante, en el tiempo, se reduzca la sobreoferta de dólares. Y que paralelamente, de proseguir la baja de tasa, la demanda especulativa de pesos caería y con ello toda la demanda de dinero (sin aumento de la demanda por transacciones) podría ceder aún más terreno. Menos demanda de dinero implica (con oferta de pesos constante) más exceso de oferta de pesos, redondea.
Alerta el Semanario Económico Nº248 E&R que el BCRA bajó la tasa de interés pero al mismo tiempo redujo la cantidad de dinero y critica que la entidad haya alterado su política de bajar la tasa de referencia sólo si la inflación mensual descendía a 1,5% mensual y las expectativas anuales convergieran en el 17% presupuestado, “lo cual no está sucediendo”.
Ansiedad política por bajar la tasa
En este contexto, tal como ya lo advirtió la consultora en su entrega anterior, “la baja de tasa estaría respondiendo a la ansiedad del sector “político” del gobierno que, sin resultados en materia de actividad, presiona al BCRA para que deje de ocuparse solamente de la inflación y se empiece a preocupar por el nivel de actividad, bajando la tasa de interés para estimular el consumo y la demanda agregada”.
Una economía en la que los egresos evolucionan por arriba de los ingresos, tiene el boleto picado (Gráfico de Economía & Regiones).
Es enérgica la defensa que hace la consultora con la política implementada por el BCRA hasta octubre: buena política monetaria desinflacionaria con un único objetivo; bajar la inflación, hasta que cedió a presiones políticas para aplicar una política monetaria activista de baja de tasa para incentivar el consumo, lo cual despierta el riesgo de más inflación y termina castigando el nivel de actividad y el empleo.
Remarca, a su vez, que este objetivo dual complica la comunicación entre el BCRA y los agentes económicos, lo cual es contraproducente para su credibilidad, la calidad y los resultados de su política.
Insta a “no hay que ser ansiosos. La tarea del BCRA recién comienza y está lejos de terminar, ya que la política monetaria contractiva debe continuar para alinear las expectativas con los objetivos de inflación en el corto, mediano y largo plazo”.
Exhorta al BCRA a proseguir aplicando una política monetaria prudente y contractiva hasta 2019 cuando, si todo sale bien, la tasa de inflación baje hasta +5%/+3% anual (meta 2019).
Pone de relieve que “los políticos deben ser consistentes con ellos mismos y con su propia elección de programa económico; el gradualismo”, el cual “ofrece pocos resultados que aparecen muy lentamente en el tiempo; ergo no se puede estar ansioso y pedirle fuertes y rápidos resultados en materia de actividad. No se le pide peras al olmo”, recomienda.
Pone el resultado fiscal 2016 en perspectivas del año próximo, y concluye que no luce nada sencillo poder cumplir la meta fiscal 2017; aún después de haber sido incrementada desde un déficit primario de 3.3% a 4.2% del PIB.
Lo explica en que un eventual diferimiento de pagos impactará alimentando el gasto y el déficit fiscal en 2017 y además, la obra pública dejará de estar paralizada durante el próximo año.
Además, también impactará el mayor gasto en jubilaciones por Reparación Histórica. “No sólo esto, sino que también proyectamos menores ingresos (por menor devaluación y nivel de actividad al proyectado en el Presupuesto) e inferior recorte de subsidios que lo establecido”, indica.
En concreto, “en E&R pensamos que el déficit 2017 terminará siendo superior al presupuestado”, sentencia.
Advierte que “financiarse con deuda trae aparejado sus costos, y el BCRA no está al margen de dichos costos (déficit cuasifiscal” y que “mientras se prosiga con esta política y las LEBACS no sólo crezcan sino que sigan renovándose, los intereses a pagar serán cada vez mayores y el déficit cuasifiscal irá en aumento”.
Asume que el BCRA deberá seguir colocando en forma neta LEBACs en 2017 para proseguir con el actual apretón monetario hasta que el crecimiento bruto de la base monetaria se ubique en torno al +20% anual en línea con la meta de inflación 2017 (17%) y que las LEBACs cumplen la función de equilibrar el mercado monetario. “Básicamente, son el instrumento que adecúa la oferta de dinero a la demanda de pesos, de manera que no surjan desequilibrios que tiendan a generar más inflación a la tolerada y sobre depreciación cambiaria”, define.
Por el lado de la oferta, aduce, las LEBACs limpian el exceso de pesos que surge de la emisión monetaria para financiar al Tesoro y de la compra de los dólares de la deuda emitida por el Peso. 
Y por el lado de la demanda, añade, la tasa de interés de las LEBACs debe ser mayor a la inflación y la devaluación esperada del tipo de cambio.
Tal como comentó en el Semanario Económico Nº247, hubo 4 causas por las que se emitieron Lebacs durante la actual gestión, siendo dos razones heredadas y dos razones resultado de la actual gestión. Estos factores serían:
1. Exceso de dinero en la economía (herencia K).
2. Dólar futuro (herencia K).
3. Déficit fiscal financiado vía BCRA (gestión Cambiemos).
4. Déficit fiscal financiado con deuda (gestión Cambiemos).
En este marco y como resultado de una política fiscal aún más expansiva que la de Kicillof 2015, el BCRA con el objeto de mantener el mercado de dinero en equilibrio y bajar la inflación, el BCRA se vio obligado a expandir la cantidad de LEBACs, que casi se duplicaron en términos de base monetaria pasando de 55.5% a 102.3% de la base.
De acuerdo con las estimaciones que hace E&R de colocación de deuda en dólares en el exterior de parte del BCRA y de formación de activos externos de parte del sector privado, así como manteniendo la actual estructura de vencimientos de las LEBACs y la emisión de pesos proyectada para financiar al Tesoro, calcula que el déficit cuasifiscal del BCRA se incrementaría +0.5 p.p. en términos del PBI pasando de ‐1.9% (2016) a ‐2.4% (2017).
De ahí que en E&R piensen que el gobierno intentará acercarse a la meta “pateando” pagos de 2016 para 2017 y acumulando deuda flotante.
Sin embargo, teme que no llegará a poder postergar el flujo de pagos que necesitaría “patear”; y en consecuencia espera que el déficit primario alcance el 5,1% del PBI, por lo cual la meta no sería cumplida.

Comentarios

Entradas populares