Hasta ahora, lo de ganar mercados externos es una mentira

Mientras los exportadores tradicionales hacen la fácil y se sientan a esperar a Brasil, Argentina sigue perdiendo oportunidades de comerciar con los principales importadores del mundo. Con estos empresarios... quien gana es la máquina de impedir.



Los empresarios argentinos se la pasan hablando de exportación pero si es por ellos... sólo se podría exportar con el dólar a $ 100.
Tal como Néstor Kirchner encendía velas a los commodities para que empujaran a la economía con viento de cola, Mauricio Macri se concentra en los dólares que puede generar el campo y espera que Brasil levante cabeza. El facilismo para concebir la política parece ser el denominador común de la clase dirigente, al punto que el propio titular de la Cámara de Exportadores de la República Argentina se resigna a otro año comercial ya perdido aún sin cepos y 'le echa la culpa a Río', igual que en la película.
Marcelo Elizondo les recuerda que existe un sistema de participación comercial (SPC) como el marco de referencia geoeconómico dentro del cual Argentina actúa en sus relaciones comerciales internacionales y que se impone que reenfoque su estrategia de mercados para devolver dinamismo a sus exportaciones.
No son Brasil, China y parar de contar, sino que hay 30 países que suman alrededor del 80% de todas las importaciones mundiales y que 15 de ellos no figuran entre nuestros 25 principales clientes. La premisa, en consecuencia, pasaría más por ponernos en condiciones de acceder a nuevos mercados (o mejorar el acceso a muchos de los no tradicionales) a través de una moderna estrategia comercial internacional, en lugar de sentarnos a esperar que los sucesos de afuera nos arreglen la vida.
Ni siquiera un veterano dirigente ubicado en las antípodas del kirchnerismo, como el presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina, Enrique Mantilla, se pudo abstraer del facilismo nacional y justificó en “la crisis política y económica brasileña” (el principal cliente argentino) lo que vaticinó como "un año complejo" para el sector de comercio externo.
Es cierto que el PBI brasileño cayó 3,8% del año pasado, lo cual afectó las ventas hacia ese destino sobre todo de metales (de lo que Mantilla sabe por provenir del grupo Techint) y manufacturas. Pero no menos atendible es que el país no aprovechó las oportunidades que le ofrecían otros mercados del resto de la región, pese a que sólo perdió en el conjunto 0,3% (tres veces menos que Brasil) y absorbe un tercio de nuestras exportaciones, según recuerda Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, y que sonaba como funcionario del gobierno de Mauricio Macri.
También menciona el caso de Asia, emergente que logró en 2015 un alza del PBI de 6,6%, y Argentina tiene presencia en apenas cinco de los 20 mercados principales de esa región. Un potencial desperdiciado porque lo que se concretó representa apenas 19% del total de exportaciones. Otras de las ausencias más notorias fueron en Europa emergente, cuyo PIB aumentó el año pasado 3,4%;  en México, 2,5%, Arabia Saudita 3,4%, o Medio Oriente y el norte de África, 2,5%.
Pero el titular de la Cámara Exportadores omitió que esos espacios sean pasibles de ocupar y prefirió subrayar en una entrevista que le hiciera Infobae TV, que "las esperanzas están en el año que viene, de alcanzar una mejora que será normal, nada extraordinaria".
Los resultados del año pasado fueron catastróficos, al tocar las exportaciones un mínimo de US$ 56.752 millones, pero igual Mantilla se conforma con esperar “que este año exportemos por un poco más de US$ 58.000 millones", lo que representa una suba mínima de 2%. En 2011 se habían vendido productos por US$ 82.000 millones, o sea, 40% más.
El ejecutivo se reunió con el titular de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azevedo, cuando estuvo en el país en oportunidad de la visita del presidente de USA, Barack Obama, y discutió los mecanismos que ayudan a eliminar trabas burocráticas para aumentar el comercio.
Pero la realidad pasa menos por devaluar la moneda y más por tener presencia donde se demandan productos que la Argentina podría suministrar siempre que la productividad se pusiera a tiro con los precios.
Elizondo alerta sobre que, aún con dificultades en el comercio internacional en todo el mundo, la Argentina padece una deficiencia estructural en materia de inserción comercial externa. Lo atribuye a que entre el inicio de la década, en 2010, y 2015; la evolución de las exportaciones en todo el mundo (aún con el descenso de 2015) fue positiva (5.5%), mientras la de Argentina es muy negativa: -16,7%.
El resultado fue la pérdida de participación relativa en el comercio global: Argentina representaba en 2010 el 0,46% del total de las exportaciones mundiales y bajó a representar en 2015 sólo el 0,35% de total global.
Reconoce que hubo no pocas razones para esto (desde el default que afectó el financiamiento internacional hasta los errores macroeconómicos internos), pero advierte que para corregir ese problema de ahora en más una tarea pendiente es la modificación de lo que puede llamarse el “sistema de participación comercial” (SPC).
El SPC es el marco de referencia geoeconómico dentro del cual Argentina actúa en sus relaciones comerciales internacionales.
Él pone como ejemplo del cambio que se necesita al hecho de que, mientras sólo 8 países importan aproximadamente la mitad del total mundial, la Argentina tiene entre sus principales mercados (de entre esos países) sólo a China o USA; o incluso -perdiendo espacio- a Alemania.
Pero lo que parece más relevante es que haya aparte otro gran un conjunto de importadores accesibles que no es aprovechado por Argentina.
Hay 30 países que suman alrededor del 80% de todas las importaciones mundiales. Argentina no aprovecha a la mayoría de las oportunidades en ellos. Así, la mitad de ellos no figura entre los 25 principales clientes de Argentina.
Pero además la mitad de los 10 principales importadores mundiales tampoco figura entre los 25 principales destinos de exportaciones argentinas en 2015, en los que a su vez hay sólo 4 mercados que figuran en la elite formada por los 10 principales importadores mundiales.
Todo esto muestra que Argentina debe reenfocar su estrategia de mercados para devolver dinamismo a sus exportaciones y no seguir dependiendo del milagro brasileño.
Por ende, deberá plantear nuevas políticas de negociaciones económicas internacionales para lograr mejor acceso a esos mercados (como han obtenido algunos competidores), y a la vez una novedosa tarea de promoción comercial externa.

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