Con la excusa ambiental, Francisco habla del suicidio humano colectivo

"La gran apertura manifestada por Francisco en la encíclica «Laudato si’» hacia muchas instancias de los movimientos ambientalistas no es incondicional. Todo lo contrario. En diferentes puntos y páginas específicas del nuevo documento, que vincula estrechamente la cuestión ambiental y ecológica con la cuestión social, Papa Bergoglio deja muy claro que es un sinsentido cuando todos los que consideran que el hombre es el «cáncer» del planeta luchan en contra de la experimentación con animales y de la manipulación genética, pero justifican el aborto y la experimentación con embriones humanos vivos, mostrando un interés enorme, por ejemplo, por las ballenas y no por los migrantes, por los prófugos ni por los que mueren de hambre y de sed", afirma Andrea Tornielli, un especialista en temas vaticanos que escribe en la web Vatican Insider. También agrega: "Las heridas del ambiente natural y del ambiente social, explica el Papa al principio de la encíclica, «se deben en el fondo al mismo mal, es decir, a la idea de que no existen verdades indiscutibles que guíen nuestras vidas, por lo cual la libertad humana no tiene límites»."


"La Tierra, nuestra casa común, «clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla». Se necesita una «conversión ecológica». La salvaguardia del medio ambiente no puede deslindarse de la justicia hacia los pobres ni de la solución de los problemas estructurales de una economía que persigue solo las ganancias.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El Orden Social siglo 21 está en crisis, y el papa Francisco decide que la Iglesia Católica Apostólica Romana tome distancia de lo que es cuestionado, aún cuando haya contribuído a imponer el Orden Social ahora en baja.
 
"Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos", subraya Francisco en la que es su flamante encíclica, publicada este jueves 18/02 por el Vaticano (aunque 'filtrada' 48 horas antes, se dice que por adversarios internos del Papa), y escrita en español, cuyo título hace referencia al Cántico de las Criaturas compuesto por Francisco de Asís como alabanza a la naturaleza.
 
El documento papal es la 2da. encíclica del Pontífice argentino después de 'Lumen Fidei', escrita a 4 manos junto con el papa emérito Benedicto XVI. O sea que es la 1ra. encíclica 100% Francisco. A lo largo de 6 capítulos y casi 200 páginas, el Papa urge a crear un sistema normativo que incluya "límites infranqueables" y asegure la protección de los ecosistemas ante "nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecno-económico".
 
"¿Puede esperarse que la legislación y las normas relacionadas con el medio ambiente sean realmente eficaces?", se pregunta, al tiempo que pone el ejemplo de países con una legislación clara para la protección de bosques que siguen siendo "testigos mudos de la frecuente violación de estas leyes".
 
Por otro lado, anima a cambiar los "hábitos dañinos de consumo" que para Jorge Omar Bergoglio, a veces parecen "suicidas", como el "creciente aumento del uso y la intensidad" del aire acondicionado. "Si alguien observara desde fuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante comportamiento que a veces parece suicida", exclama.
 
 
"La «Laudato Si’» de Papa Frnacisco no es solo una Encíclica ecológica. Siguiendo el “hilo verde” de la cuestión ambiental hasta sus vericuetos más capilares, el obispo de Roma traza una crítica global sobre el sistema de desarrollo que envuelve a la humanidad y al mundo y que parece empujarlos hacia el callejón sin salida de la auto-aniquilación. La emergencia ecológica es el rostro contemporáneo de la cuestión social. El receptáculo en el que se encuentra la huella de todas las infecciones que atormentan a los pueblos y a las naciones. Las generaciones y los continentes.
 
En las más de 200 páginas del texto papal, viajamos también entre algas y mantos acuíferos contaminados, entre arrecifes coralinos e invadentes aparatos de aire acondicionado. Pero el punto fundamental del mensaje es la constatación objetiva de la insostenibilidad del modelo de gestión impuesto en el mundo por la globalización neo-mercantilista. Papa Francisco documento que «más allá de cualquier predicción catastrófica, lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista». 
 
Al hacerlo, indica y describe las conexiones, a menudo ocultadas, que relacionan las crisis financieras con las migraciones bíblicas de pueblos enteros, las convulsiones geopolíticas y las guerras mundiales «a pedacitos» desencadenadas por el control de las fuentes de energía, porque los «problemas del mundo no pueden analizarse ni explicarse de forma aislada». Sus consideraciones, más que describir escenarios futuristas, son en muchos casos la descripción de un futuro que ya ha comenzado. Como cuando expresa la fácil previsión de que «ante el agotamiento de algunos recursos» se va creando «un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones».
 
La devastación de la Creación, dice el Papa, tiene su origen en la pulsión acaparadora que acompaña a la condición humana marcada por el pecado original, que condiciona incluso los mecanismos convulsivos de la globalización del mercado. El obispo de Roma describe todas las manifestaciones de tales reflejos condicionados, que confluyen en la ruina global, de las luchas de las multinacionales por tener el control de las fuentes del agua potable, por ejemplo, o de la pesca que depreda selectivamente especies marinas según su precio en el mercado. 
 
En el desastre ambiental que incumbe sobre el mundo, la ciega fiebre que corrompe a todo el sistema llega a un punto de quiebre que es evidente para todos, porque todos, a pesar de la distorsión de la realidad que se lleva a cabo mediante la manipulación de la información según los intereses de bloques de poder económico financiero, pueden advertir en carne y hueso los efectos autodestructivos que provocan los modelos de producción y de consumo que están afectando a todo el planeta.
 
Para las generaciones que viven este pasaje histórico, la ciega pulsión que tiende a la acumulación asume efectos tan devastadores porque por primera vez en la historia puede utilizar los terribles intrumentos que han puesto a disposición «nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico». 
 
Una potencia sin límites, que se libera sin poder ser contenida por la debilidad de las reacciones de la política internacional. «El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos».
 
La mirada crítica que aplica Papa Francisco a los procesos de auto-destrucción puestos en marcha por la búsqueda de «un beneficio inmediato», al que instigan las leyes del mercado «divinizado», no surje de un idealismo romántico o del sueño nostálgico de volver en el tiempo para retomar formas de vida pre-industriales. (...)".
 
 
"La Tierra, nuestra casa común, «clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla». Se necesita una «conversión ecológica». La salvaguardia del medio ambiente no puede deslindarse de la justicia hacia los pobres ni de la solución de los problemas estructurales de una economía que persigue solo las ganancias. (...)".
 
La encíclica «Laudato si’» de Papa Francisco (que tiene 246 párrafos divididos en 6 capítulos), añade un nuevo aporte a la doctrina social de la Iglesia y pone a la humanidad frente a sus responsabilidades. Es un texto muy articulado, y muy específico en diferentes puntos, que surge absolutamente de los documentos de muchas conferencias episcopales y que no se dirige solo a los cristianos, sino «a cada persona que habita este planeta». Bergoglio da valor a las palabras de sus predecesores e invita a «eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial», corrigiendo los «modelos de crecimiento» que no son capaces de garantizar el respeto del medio ambiente.
 
En el texto, después de haber citado el aporte del «querido Patriarca Ecuménico Bartolomé, con el que compartimos la esperanza de la comunión eclesial plena», el Papa propone el modelo de San Francisco, de quien se aprende que son «inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compro­miso con la sociedad y la paz interior». Francisco dirige un llamado a la «solidaridad universal», para «unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral».
 
(...) Francisco explica que «hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático», debido principalmente a la gran concentración de gases que privican el efecto invernadero. La humanidad debe «tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento». El Papa menciona el derretimiento del hielo polar y la disminución de selvas tropicales. Las consecuencias más drásticas «probablemente recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo». Por ello, «se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de anhídrido carbónico y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía renovable». (...)".

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