Reservas en US$17.000 millones y otros datos sobre la quiebra del Banco Central

Humo, mucho humo precisa la Presidenta de la Nación para ocultar el desastre de la economía argentina 2014. La situación es complicadísima pero ella pretende no realizar los cambios necesarios pero que, a la vez, nadie repare en la crisis. Francamente, imposible. "En busca de la tormenta perfecta" se titula un aportado del informe más reciente de la consultora Massot & Monteverde acerca de la crítica situación del Banco Central que, dicho sea de paso, no difunde desde hace 2 semanas el balance de reservas internacionales.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (InC). La precariedad de la actual situación fiscal, monetaria y de reservas disponibles es perfectamente conocida por nuestros clientes, pues ha sido objeto de nuestro permanente monitoreo.
 
· Cuando a tales circunstancias se suma un marcado deterioro de la confianza en la gestión económica, queda configurado un contexto poco menos que ideal para una crisis de envergadura.
 
· No es factible una solución práctica dentro del marco de políticas propias del kirchnerismo, salvo algunos posibles manotazos a fondos privados sobre los que preferimos no dar ideas.
 
· Pueden intentar cerrar o limitar parte del contado con liqui, pero eso sólo agravará la fuga por otras vías.
 
· Además de los aprietes oficiales sobre los operadores del mercado cambiario, éste ya se había beneficiado por la escasez de pesos propia del comienzo de mes y el habitual puré que hacen miles de individuos comprando dólar ahorro y revendiendo en el segmento blue.
 
· Pero las deficiencias estructurales no se han corregido; por el contrario, siguen acentuándose.
 
· Con Juan Carlos Fábrega se fue el último contrapeso de cierta racionalidad que quedaba en un puesto económico clave.
 
· De Alejandro Vanoli no se puede esperar nada bueno, más allá de un sordo enfrentamiento con Axel Kicillof, que será creciente.
 
· Lo que espanta es esa combinación de arrogancia y temeridad —tan propia de la ignorancia— que campea en el gobierno.
 
· Ningún funcionario entiende de economía monetaria, lo cual tampoco les preocupa.
 
· Vanoli ha subido las tasas, pero muy tímidamente para el creciente deterioro que muestra la demanda de pesos.
 
· Si se animaran a subir fuerte las tasas, al menos comprarían tiempo.
 
· Claro que eso exacerbaría la caída de la actividad, lo que de todas formas ya ocurre con el combate al dólar marginal y al contado con liquidación.
 
· Un desdoblamiento formal no es solución, pero también les permitiría comprar tiempo.
 
· Mientras no se ataque frontalmente el gasto, la exclusiva solución monetaria tiene un costo letal para la actividad.
 
· En cuanto a la situación de las reservas, ésta es cada vez más oscura.
 
· No se publican los balances del Central desde hace dos semanas.
 
· Previo a eso, hubo una caída en Otros Pasivos —que son fondos reservados para pagos de deudas— por el equivalente a US$ 2.100 millones— que debiera haberse reflejado en una caída de las reservas, pero eso no ocurrió.
 
· Esto lleva a considerar que habría que restar esos US$ 2.100 millones, además de lo que pudiera haber ocurrido en esas dos semanas llamativamente no informadas.
 
· Restando exclusivamente los US$ 2.100 millones, las reservas netas efectivas —descontados los encajes y otros pasivos en moneda extranjera— serían US$ 17.000 millones.
 
· Por su parte, la base monetaria informada ya se ubica en $ 384.500 millones.
 
· Esta proporción frente a las reservas ya es preocupante.
 
· Pero si se suman los pases, letras y otros pasivos de corto plazo en pesos, trepa a $ 638.000 millones.
 
· Si además se toman en cuenta los $ 130.000 millones que restarían emitir, la situación se vuelvealarmante.
 
· Al 15 de septiembre, último balance publicado, la deuda del Tesoro al BCRA equivale a casi toda la base amplia, estando compuesta por $ 381.000 millones en letras y $ 218.000 millones en adelantos transitorios.
 
· Con un gasto que crece fuera de control —en el último mes informado, el déficit fiscal se cuadruplicó— y que sólo se puede financiar con emisión o con confiscaciones al sistema financiero, el riesgo de que la crisis alcance al sistema bancario se está incrementando.
 
· Las tasas actuales no seducen lo suficiente y los depósitos a plazo del sector privado muestran fatiga.
 
· Al 28 de septiembre, con sólo dos días para terminar el mes, crecían 1,2%, menos que los intereses pagados por ese período.
 
· Esto significa que una parte —hasta ese momento pequeña— de los intereses no se estaba renovando.
 
· Si el desasosiego que genera la actitud antipropiedad del gobierno se trasladase a los depósitos, la situación podría volverse dramática.

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