La consecuencia menos querida: El turbio camino al 2015

El efecto de un default promete, entre otros, una profundización de la recesión y de la inflación, con un dólar más alto, fuga de capitales, despidos. Pero, ante todo, promete perturbar el camino hacia 2015. Aquel que el kirchnerismo pretendía mantener lo más calmo posible. Lo que viene: una campaña para un encendido ánimo social.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) La primera consecuencia de un default será, sin dudas, perturbar la calma con la que Cristina Fernández pretendía, al menos, llegar a 2015. ¿Lo pudo haber evitado?
 
El economista José Luis Espert opinó que el gobierno debería haber pagado el juicio que perdió con los holdouts porque implicaba "destinar solamente el 1 por ciento de la recaudación de impuestos".
 
"Creo que en primer lugar sería una verdadera tontería y pena defaultear la deuda, porque para pagar este juicio que Argentina perdió hay que destinar solamente el 1 por ciento de la recaudación de impuestos", fundamentó Espert en declaraciones radiales. 
 
Y alertó: "Un default es una crisis, uno entra en situaciones críticas donde el desempleo crece, la recesión se profundiza".
 
"Destinar 1 por ciento de la recaudación para evitar la crisis que es un default que afecta a la gente de a pie, yo lo hubiera hecho el mismo 17 y se evitaba cualquier especulación sobre la cláusula RUFO", planteó. 
 
Y agregó: "Yo lo que hubiera hecho es pagar el 17 de junio y luego presupuestar en el presupuesto de gastos los próximos juicios que se iban a avecinar".
 
El economista remarcó que "la situación económica argentina ya es muy compleja porque Argentina está en recesión, con una aceleración muy importante de la tasa de inflación". 
 
E insistió sobre las consecuencias de la cesación de pagos: "Cuando hay default, hay fuga de capitales, eso es contracción de la demanda interna, despido, recesión, dólar loco".
 
El ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, fue también categórico: "uno sabe como entra" a la cesación de pagos, pero "nunca sabe como se sale" porque no hay una "salida recta" sino que generalmente es un "camino muy accidentado".
 
"Y no creo que esta vaya a ser la excepción", continuó Nielsen, en diálogo con Radio Mitre, y lamentó: "Este es un default que se podría haber evitado con una buena negociación y la redacción de las cláusulas legales".
 
El ex funcionario de Néstor Kirchner recriminó además la demora en iniciar las conversaciones con los holdouts: "El primer fallo de Griesa tiene más de dos años, ¿y cuál fue el despliegue de diplomacia financiera que hizo el país desde entonces? Nada". 
 
Asimismo, advirtió que hay una "colonización de la Cancillería" por parte del entorno del ministro de Economía, Axel Kicillof, y que actualmente ese organismo "no tiene cuadros que sepan negociar".
 
Al ser consultado si el default puede durar hasta el final del Gobierno de Cristina, Nielsen contestó: "Esperemos que no, que prevalezca la sensatez y que se remedie muy rápidamente". 
 
Afirmó que la situación "condicionará totalmente al próximo Gobierno" y que "las implicancias son muy bastas y muy negativas". 
 
Nielsen consideró que "la primera víctima de todo esto será la macroeconomía de la Argentina".
 
En diálogo con la señal TN, dijo que "el PBI (Producto Bruto Interno), antes de esto, iba a caer 1,5% a lo largo del año; ahora, pueden agregarse dos puntos más. Esto significará menos plata en la calle, problemas de cobranzas, que las exportaciones se paguen más, y que haya más cepo (restricciones a la compra de moneda extranjera). Para el grueso de la población, será un situación de deterioro gradual".
 
"Vamos a tener un segundo semestre más complicado, con desequilibrios macroeconómicos, y con más inflación", anticipó Nielsen, que advirtió, ante todo, que habrá consecuencias a largo plazo: "Esto no sólo afectará al Gobierno que viene, sino a los que lo sucedan, a varios gobiernos hacia adelante", concluyó.
 
Cierto es que un acuerdo representaba un alivio formidable para el oficialismo, pero también para los gobernadores que gestionan, incluyendo a Mauricio Macri. Supone mayor financiamiento y menos necesidad de aumentar impuestos. Dos elementos decisivos en un año electoral que ya comenzó...
 
Cuando todo iba bien, Daniel Scioli no ocultó su euforia por el buen avance en las negociaciones, un partido en el que se jugaba parte de su futura vida política. 
 
Si aspira a suceder a Cristina desde el oficialismo, necesita que la economía deje de caer y reactive en 2015. Un milagro hoy más que nunca inalcanzable.
 
Y una reactivación de la economía era tal vez lo único que podría mover el tablero político, hoy más a favor de Sergio Massa. 
 
Las inconsistencias del modelo ya eran muy severas sin default, la inflación seguiría golpeando el consumo y la recesión no permitiría mejoras en el empleo ni en los indicadores sociales.
 
El hombre que hoy lidera las encuestas también pedía por un acuerdo por la deuda. Ocurre que un final anticipado de Cristina es lo que menos le conviene. Necesita tiempo para juntar tropa propia en las provincias y se propone vender futuro al electorado, una promesa difícil para un país en cesación de pagos.
 
Un informe de la consultora 'Abeceb.com' indicó que "una caída de 3,5% del PIB, la inflación anual alcanzando 41% y una retracción del consumo del orden del 3,8%, son las principales variables con las que terminaría 2014 en un escenario con default".
 
En cambio, de haber un acuerdo, el mismo informe señala que los indicadores pasarían a "una caída de 1,5% en el PIB, una inflación de 34,5%" y una reducción del consumo de 1,8%. 
 
"Todo lo que está viviendo hoy Argentina se puede potenciar", afirmó a AFP el economista Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos Orlando Ferreres. 
 
En efecto, el default luego del no acuerdo sumado al verdadero default del Gobierno con la sociedad no podrá ser levantado fácilmente. La creciente y alarmante inseguridad, el déficit en los hospitales y en la educación pública, la inflación y la corrupción, aparecen en una lista demasiado pesada para el oficialismo.
 
El analista Daniel Kerner, de la consultora Eurasia en Nueva York, opinó que "la Presidenta quedaría muy aislada políticamente".
 
El riesgo de quedarse sin reservas hasta que le toque entregar el mando a fin de 2015, tornará complicado el camino. Eso que el kirchnerismo quería evitar.

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