Si Cristina no toma nota del paro, se viene el plan de lucha

El reclamo no se agota en una huelga general por 24 horas. Además, el éxito de la medida insufla las expectativas de nuevos paros y brinda energías a los conflictos en marcha en muchas empresas y actividades. Cristina Fernández de Kirchner debería exhibir alguna pericia política ya que tiene un equipo económico tan torpe en esa cuestión. De lo contrario, el escenario es el plan de lucha, que nadie quiere pero que será inevitable.


10/04/2014: El titular de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, destacó esta tarde el "importantísimo" nivel de acatamiento al paro en todo el país, que alcanzó en algunos sectores "el 90, 95 y 98 por ciento". "Ha sido realmente muy pero muy importante. La convocatoria lanzada para el paro nacional que comenzó a las 0.00 horas del día de la fecha ha sido con un acatamiento importantísimo y una adhesión que en muchos casos a superó el 90 por ciento, el 95, el 98 por ciento", subrayó. FOTO NA:DAMIAN DOPACIO
por EDGAR MAINHARD
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La Administración Cristina quiere sostener que no hubo un paro general contra su Administracion sino un reclamo de algunos sindicatos liderados por los gremios del transporte que impidieron, piquetes mediantes, que todo el mundo fuese a trabajar. No debería sorprender porque en otras ocasiones ya, la Administración Cristina intentóminimizar acontecimientos adversos creyendo que porque desconoce lo que ocurrió, eso nunca pasó.
La Administración Cristina debería reflexionar que le fue muy mal con ese enfoque:
> perdió 2 elecciones en 2013;
> tuvo que despedirse de la ambición de reforma constitucional necesaria para competir por una re-reelección de su líder; y 
> vive con zozobra la coyuntura, temiendo no completar su mandato institucional.
El gran motor de la huelga general fue el malestar que crece en la población por la estanflaciónvigente. A a su vez, ese enojo es consecuencia de la ejecución deficiente del ajuste de precios y salarios que inició el equipo que integran, aunque no lo quieran, Axel Kicillof Juan Carlos Fábrega.
La Administración Cristina negó, y luego subestimó la inflación mientras comenzaba a financiar su déficit fiscal con las consecuencias impositivas de la inflación, incrementando así su carga sobre la población, a la que le reducía el poder de compra. ¿Qué esperaba la Casa Rosada? ¿Que los consumidores aplaudieran por la merma en su capacidad adquisitiva que le provoca el Ejecutivo Nacional provocando inflación? 
Ya no se puede ocultar que es la Administración Cristina la que provoca la inflación (o opor error o por decisión o por omisión) así como no se puede reducir el temor hacia el futuro porque la tasa de interés en pesos tan elevada no se puede sostener por tiempo indefinido sin provocar consecuencias más recesivas, pero no se puede bajar sin haber reducido el déficit fiscal porquehabrá fuga cambiaria otra vez.
De todos modos, hasta ahora, nada concreto y vigoroso se hizo acerca del déficit fiscal, que es consecuencia del gasto público elevadísimo y la distorsión de precios relativos que construyó el kirchnerismo para financiar su proyecto político que se derrumba. 
Cuando se le terminó la posibilidad de seguir sumando gravámenes, porque la presión tributaria ya era/es escandalosamente elevada, apelaron al impuesto inflacionario y ahora no quieren renunciar a las consecuencias de comenzar a emprolijar el desastre.
En nombre de ese modelo de financiación política, los Kirchner acumularon una deuda financiera con las obras sociales de los sindicalistas, y es el origen de una tensión permanente extra salarial. Según Moyano, ya suman $ 22.000 millones, girados al Fondo de Redistribución Solidaria (FRS) -las obras sociales recaudan el 12% del salario bruto que se integra 9% del empresario y 3% de los trabajadores-, que saben que nunca cobrarán en su totalidad, pero reclaman alguna forma de compensación. Imposible, opina puertas adentro Cristina. No es sólo terquedad política sino también imposibilidad fiscal.
Ese malestar, que es de los sindicalistas, se suma al de la gente, que es el menor poder de compra, y juntos resultan el germen del paro general, y del plan de lucha que vendrá si la Administración Cristina no reacciona a tiempo.
Un plan de lucha en un escenario de gobierno en retirada sólo acelerará ese retroceso, lo volverá más desordenado e incrementará las presiones sobre la fatigada Presidente de la Nación.
El plan de lucha es inevitable porque hay muchas medidas económicas impopulares por delante: desde el inevitable incremento en las tarifas de la energía eléctrica hasta el próximonuevo fracaso de los Precios Cuidados, la deflación de los salarios y la caída del poder adquisitivo de la población.
Ni hablar de las consecuencias de las negociaciones que han comenzado con el Fondo Monetario Internacional...
Resultaría mucho más lógico que la Administración Cristina rompiera su cascarón, iniciara diálogos amplios con sus opositores, escuchara a los economistas que puedan aportarle ideas y procuraseun mínimo consenso ante lo que vendrá. Pero la Administración Cristina sigue marcada por el estilo huraño, desafiante y básicamente ignorante de Néstor Kirchner, quien llevó a su mujer a estrellarse en 2008 con la Resolución 125 antes que ceder (historia que Hugo Moyano conoce muy bien). 
El día después del paro general obliga a reflexionar sobre lo que viene, que nadie desea. ¿O Cristina cree que la CGT (que es una sola, la de Antonio Caló quedó definitivamente deteriorada) no sabe que en un plan de lucha terminarán ganando posiciones los sectores más virulentos? Pero si Cristina no escucha, habrá plan de lucha, y eso también ya fue decidido. Ahora, la Presidente tiene un fin de semana para reflexionar sobre el futuro próximo. Pero no queda mucho más tiempo disponible.
¿En qué consistirá el plan de lucha? Huelgas más largas, movilización, choque y hasta el peligro del sabotaje. Un final muy complicado para la Administración Cristina, que aún puede evitarlo. Pero para poder, siempre hay que querer...

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