El histórico saludo entre Francisco y Benedicto XVI

El papa Francisco declaró santos a sus dos predecesores Juan XXIII y Juan Pablo II ante unas 800.000 personas el domingo, en una ceremonia de canonización sin precedentes, que tuvo otro ribete histórico con la presencia delpontífice emérito Benedicto XVI.


Nunca antes un Papa en funciones y otro retirado habían oficiado misa en público, mucho menos en un acto en el que se celebraba a dos de sus más famosos predecesores.
La presencia de Benedicto XVI también refleja el balance que Francisco tuvo en consideración al canonizar a Juan XXIII y Juan Pablo II, que muestra la unidad de la iglesia al honrar a un papa conservador y un liberal.
El papa emérito, quien renunció al trono de Pedro en 2013, asistió vestido con la sotana blanca a la ceremonia concelebrada por 150 cardenales y mil obispos. A su llegada fue recibido por un caluroso aplauso y saludado con un abrazo especial tanto al inicio como al final de la ceremonia por Francisco, en un gesto de fraternidad.
Por primera vez en dos mil años de historia de la Iglesia una canonización ha sido concelebrada por dos papas vivos para elevar a los altares a dos papas muy diferentes -quizá tan diferentes como ellos-, cuyos pontificados fueron muy populares.
Benedicto XVI había prometido permanecer "oculto frente al mundo" después de que renunciara el año pasado, sin embargo, Francisco lo convenció de salir de su retiro y le solicitó que participe en las actividades públicas de la iglesia.
Benedicto estuvo sentado al lado de otros cardenales en la plaza de San Pedro durante el rito al inicio de la misa del domingo. Él y Francisco se saludaron brevemente a la llega del actual pontífice.


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