Con una inédita canonización, la Iglesia celebra "la fiesta de los cuatro papas"

Este domingo, el Vaticano vivirá el “día de los cuatro papas”, cuando Francisco y Benedicto XVI inicien juntos la ceremonia de canonización de sus antecesores Juan XXIII y Juan Pablo II. Entre el cántico de los coros de Roma, Bérgamo, Cracovia y el coro oficial de la Capilla Sixtina, el Papa y el Papa emérito concelebrarán un ritual simplificado en latín y en presencia de las reliquias de sangre y piel de los papas santificados.




Nunca en la historia de la Iglesia se había dado una situación como esta, ceremonia que reunirá a dos papas, unos 150 cardenales, 1.000 obispos y 870 sacerdotes en la Plaza San Pedro. La llegada de Juan Pablo II y Juan XXIII a los altares católicos completa una lista de 80 papas santificados de los 266 elegidos legítimamente desde hace 2.000 años. La última canonización de un papa fue la de Pío X (1954), que gobernó la iglesia entre 1902 y 1914 y pasó a la historia como el “Papa Santo”.
El acto comienza con el canto de la Letanía de los Santos y, a continuación, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, realizará tres peticiones al papa Francisco para que inscriba a los beatos en el libro de los Santos. Según el protocolo, debe pedirlo primero con “gran fuerza”, una vez más con “mayor fuerza” y, por último, con “grandísima fuerza”. 
A continuación, Francisco santificará a los papas usando la frase: “En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a Juan XXIII y a Juan Pablo II”. 
Acto seguido, se trasladarán hasta el altar los relicarios que contienen las reliquias de los santos, una ampolla de sangre en el caso de Juan Pablo II y un trozo de piel de Juan XXIII desprendido durante su exhumación. La ceremonia litúrgica, en la cual se escuchará por primera vez los nombres de los papas como “San Juan Pablo II” y “San Juan XXIII”, durará aproximadamente dos horas y concluirá con el Regina Caeli, oración típica del tiempo de Pascua dedicada a la Virgen María.
El camino recorrido hacia la santidad de Juan Pablo y Juan XIII es complejo y delicado. Comienza generalmente en la diócesis donde el candidato vivió o murió. El postulador recaba testimonios y documentos y le presenta el informe a la Congregación para las Causas de los Santos. Si esta aprueba la solicitud, el dossier es remitido al papa, quien firma un decreto promulgando “las virtudes heroicas” del candidato. Si se encuentra evidencia de ocurrió un milagro a quien rezó al candidato, y no hay una explicación científica para el hecho, el caso es presentado como el posible milagro necesario para la beatificación, último paso hacia la canonización.

La acelerada canonización de Juan Pablo II comenzó durante sus funerales, cuando la multitud empezó a cantar “¡Santo Súbito! ¡Santo Súbito!”. Ante esto, Benedicto XVI dio por superado el periodo de cinco años que deben pasar antes de que comience una investigación de santidad. Juan Pablo II fue beatificado en 2011 cuando el Vaticano dio validez a un informe de que una monja francesa, que sufría del mal de Parkinson, se curó tras rezarle a Juan Pablo II.

El segundo milagro fue la sanación de una costarricense. En cuanto al papa Juan XXIII, fue beatificado en 2000 después que se certificara que una monja italiana, enferma de una hemorragia gástrica se curó milagrosamente cuando sus compañeras de congregación le colocaron una imagen de Juan XXIII sobre la herida. Recientemente, el papa Francisco suspendió la exigencia del segundo milagro a fin de poder canonizar a Juan XXIII junto con Juan Pablo II.

Se estima que casi un millón de fieles católicos y turistas llenarán la Plaza San Pedro y las principales arterias de Roma para un evento gigantesco y de gran impacto mundial. Las aguas del río Tíber, que cruza la ciudad, estarán patrulladas por buzos, mientras los diferentes cuerpos de seguridad ya aumentaron la vigilancia de la zona. En la plaza, estarán presentes delegaciones de 92 países y 24 jefes de Estado y Gobierno, entre los cuales se cuenta a los reyes de España y Bélgica, y los presidentes de Paraguay, Honduras, El Salvador, Ecuador, Albania, Croacia, y Polonia, entre otros. 
(*) Especial para Perfil.com

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