La renuncia de Martín y una relectura deliciosa

Martín Aguirres ya trabajaba con los Kirchner en vida de Néstor. Pero con Cristina Fernández de Kirchner ganó presencia. Su patrimonio tan abultado repentinamente le ha obligado a renunciar pero la ocasión es propicia para relecturas muy interesantes para conocer el mundo K.


Han ocurrido otros escandaletes con secretarios privados de los Kirchner. Sin duda, el caso más famoso fue el de 2010, cuando cayó Fabián Gutiérrez (círculo rojo), quien había aumentado su patrimonio personal 765% desde el arribo de los K al poder, y era investigado por enriquecimiento ilícito.
Los secretarios de Cristina Fernández de Kirchner, jóvenes y exitosos, han sufrido un percance: Martín Aguirres tuvo que renunciar, Pablo Erasmo Barreiro cree que no será necesario. 
 
Barreiro llegó en el 2010 a la Unidad Presidencial, desde El Calafate, hijo de Ricardo Fabián Barreiro, quien fue secretario privado de Néstor, en Santa Cruz, y estaba vinculado a la administración del hotel Los Sauces, de los Kirchner. 
 
Pablo parece que era ya un empresario, entre el restaurante Campo Grande, y las sociedades Los Antiguos Patagones SRL y RP Transporte, aunque según la información presentada ante la Oficina Anticorrupción, él saltó chofer de Mr Clear, una empresa de servicios de saneamiento público, a manejarle la agenda a Cristina. 
 
De pronto, esta historia de secretarios privados obliga a lecturas anteriores, acerca de cómo se integraba el círculo íntimo de los Kirchner, las disputas internas y el quién es quien.
 
La siguiente crónica de color fue publicada el domingo 14/02/2010, en el diario La Nación, y se refería a Néstor Kirchner internado en el Sanatorio de los Arcos. Imprescindible releerla:
 
Por unas horas, los médicos le cortaron el teléfono y las visitas que no fuesen de su intimidad. El diputado y ex presidente Néstor Kirchner fue un paciente como todos. No fue el líder político hiperactivo que la Casa Rosada y la presidenta Cristina Kirchner intentaron exhibir durante su internación en el Sanatorio de los Arcos tras la operación de la arteria carótida derecha, hace siete días.
 
El domingo, después de la cirugía, no recibió a nadie más que a su esposa Cristina Kirchner, a sus hijos Máximo y Florencia; a su suegra, Ofelia Wilhelm, y a Rudy Ulloa Igor, amigo de la familia.
 
El lunes recibió a Juan Carlos Molina, sacerdote del entorno familiar. Fue quien le reveló que Racing había perdido 4 a 2 con Arsenal, el día anterior, pese a que la Presidenta intentaba ocultarle esa derrota para evitar disgustos.
 
La otra preocupación de Kirchner era el PJ. En su habitación recibió a los gobernadores Daniel Scioli, de Buenos Aires, y Jorge Capitanich, de Chaco. Scioli lo informó de las novedades del PJ, el que dirige en forma interina.
 
Con Capitanich tomó la decisión política más importante de su internación: mantener la reunión del consejo nacional del PJ en Chaco el 10 de marzo, para reasumir la conducción del PJ. Dos actos previstos hasta entonces durante febrero fueron suspendidos por prescripción médica. Aunque con el paso de las horas volvió a poner en marcha uno de ellos.
 
Su primera aparición pública de relevancia será el 1° de marzo, cuando asista a la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso que encabezará su esposa, la Presidenta. Todo ello fue conversado allí con los médicos de la clínica y con su cirujano, Víctor Caramutti, el subdirector de la Unidad Médica Presidencial, Marcelo Ballesteros, y con su médico personal, Luis Buonomo.
 
El lunes Kirchner les comentó que quería ir a descansar a El Calafate por unos días, pero los médicos se lo impidieron. Deberá permanecer en Olivos, cerca de la clínica, ante cualquier emergencia o recaída.
 
Todos los ministros que asistieron el domingo a la clínica sólo estuvieron en el bar del piso 11 y no pudieron bajar al piso 4. El único que no fue a la clínica por estar de viaje fue Florencio Randazzo, del Interior. El líder piquetero Luis D´Elía ni siquiera pudo ingresar en el piso 11 y permaneció afuera del nosocomio con otros militantes.
 
Al margen de Scioli y de Capitanich, el ex presidente recibió el lunes sólo al jefe del Gabinete, Aníbal Fernández, y al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, según se supo en el Gobierno.
 
La comidilla de los comentarios fue la ministra de la Producción, Débora Giorgi, que viajó varias veces en ascensor sin encontrar el piso donde estaba el paciente. Debió ser auxiliada por Daniel Stefanoni, su secretario privado, y allegado además a Kirchner.
 
Mientras tanto, Miriam Quiroga, directora de Documentación Presidencial, y Marta Torres, secretaria privada de Kirchner en Olivos, tampoco pudieron acceder a su jefe político. Cristina Kirchner fue decisiva para acotar las visitas.
 
Junto a Kirchner, además, estuvieron su secretario privado, Martín Aguirre, y otros colaboradores como David Muchnik y "Pachi" Castro, conocidos en el entorno como los "Rudy Boys", hombres de Rudy Ulloa Igor. El martes recibió visitas de familiares e hizo algunas llamadas a ministros y a colaboradores.
 
El miércoles fue dado de alta y organizó en Olivos un almuerzo con Aníbal Fernández y el ministro de Economía, Amado Boudou, para hablar de la inflación. Al día siguiente arreciaron las llamadas a Guillermo Moreno, a Hugo Moyano, a Oscar Parrilli y a Gabriel Maritotto. Ya empezaba a ser el de siempre.

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