Votos que son préstamos y un 13S como espada de Damocles para quien no cumpla

Improbable que alcance el rango de ley el proyecto de declarar el 13S como Día de la República, recordando la movilización del 13/09/2012. Pero interesante para recordar aquella oportunidad y promover alguna agitación y debate al respecto. La siguiente reflexión tiene su origen en el sector de Elisa Carrió en el territorio bonaerense, encuadre indispensable para explicar su crítica frontal al peronismo provincial. Luego, tiene algunas reflexiones muy apropiadas para la coyuntura preelectoral.




Bloggeros y administradores de redes que canalizaron la protesta popular del 13/09 y la del 08/11/2012 le solicitaron a 'Toty' Flores (der.), cercano colaborador de Elisa Carrió (izq.), que fuera quien canalizara un proyecto de ley que declare al 13S como Día de la República, que será presentado el próximo viernes, al cumplirse 1 año de ese hito que marcó el principio del fin del kirchnerismo. Esta solicitud tiene lectura de diagnóstico político.
LA PLATA (Especial para Urgente24). A lo largo de casi 30 años de democracia, la pregunta que se desprende de la reciente historia de votos y urnas es:  ¿Cómo se evolucionó hacia la actual madurez del electorado para premiar o castigar a los políticos?
Seguramente, no pocos dirán que el pueblo viene teniendo el gobierno que merece. Sin embargo, con el tiempo, la gente fue mutando no sólo su forma de votar desde su ideología natural hacia sus necesidades, ambiciones, expectativas y con el agregado de que, no pocas veces, fue obligado por la coyuntura. También supo recientemente que los sentimientos de descontento, repudio e indignación pueden ser canalizados a través de las nuevas tecnologías, para aplicar un doloroso castigo que sirva de advertencia.  
Así logró mostrar poder, e influir en el inicio de los cambios políticos sin tener que esperar a los tiempos electorales. Por ejemplo, la masiva movilización del 13/09/2012 fue el inicio de una etapa que marcó el principio del fin de la era kirchnerista. Ese día, ningún dirigente político, social o gremial imaginó semejante cuadro, que se multiplicó en las principales arterias y plazas de ciudades del interior del país, incluso en algunas urbes del exterior.
Fue como un 17/10/1945, con la salvedad que no fue la clase obrera la que salió a defender las conquistas laborales sino que fue en su mayoría la clase media, autocoordinada por las redes sociales, la que salió en defensa de las instituciones democráticas diciendo un rotundo no a“Cristina Eterna”, la reforma de la Constitución Nacional y el avance del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial.
Fue la misma clase media que el oficialismo tilda de “medio pelo” la que salió a defender a la República de un autoritarismo incipiente. Y, posiblemente, el espectro social hubiera sido mucho más amplio de no ser que la pobreza –acentuada por el impuesto inflacionario- y la falta de educación y salud han convertido a los grupos sociales más vulnerables en esclavos de los punteros políticos, que utilizan los planes sociales como arma disciplinaria.
La clase política se tuvo que acomodar a las circunstancias para no quedar desenganchada de un electorado que ya era escéptico a las propuestas de los principales dirigentes, y que sigue siéndolo por más que las encuestas hoy marquen preferencias. Porque la verdad es que ninguno de los candidatos tiene buena parte de sus votos asegurados en el tiempo.
El voto se ha transformado de ser una apuesta ideológica a ser un “préstamo” a los candidatos, que si no cumplen con lo prometido o con las expectativas que crean, ese préstamo se “ejecuta”,pero con pasos previos antes de llegar al castigo de la urnas.
El proceso vivido por el Kirchnerismo desde la presidenciales en 2011 es un ejemplo de lo que ahora en más puede esperarle a cualquier político. Seguramente, Sergio Massa ganará en las legislativas, pero debe tener presente que los votos que obtenga son en realidad una inversión del electorado hacia el corto plazo. Una inversión que encuentra su lógica en quitarle poder real al gobierno para equilibrar el balance de poderes que permitan a la República sobrevivir a para que llegue indemne a las elecciones generales de 2015.
Si así no lo hiciera, seguramente Massa podrá tener, en algún momento futuro, su propio 13S, a manera de “carta documento” intimándolo a que “regularice su situación”.
De este análisis coyuntural de corto plazo se desprende que otra será la lógica con que los argentinos votarán en 2015. Si las instituciones democráticas están a salvo, seguramente la demanda popular se acentuará en la lucha contra la corrupción, madre de todos los males endémicos de la Argentina.
Es que el concepto de corrupción es tan amplio que va desde la asociación de la política con las organizaciones de trata de personas, la prostitución, el juego clandestino y la producción y tráfico de droga (negocios estratégicos para tener una abultada caja en las bases), hasta los grandes retornos y negociados cuyos beneficios terminan en parte en bóvedas secretas y en parte distribuidos en centenares de cuentas off shore pertenecientes a centenares de empresas fantasmas.
En pocas palabras, la corrupción es quien va pariendo la inseguridad de cada día, tanto por acción de su operación delictiva como por los abultados recursos que terminan por financiar estructuras partidarias y bolsillos de funcionarios, en vez de financiar una mejor educación pública, el acceso a la excelencia en la salud, el trabajo social entre los más marginados y la creación de fuentes de trabajo que hagan libres a las mujeres y hombres de la maquinaria esclavista que tiene a los planes sociales como subyugador de voluntades.
La realidad es que toda esa maquinaria sigue indemne mientras que, por ejemplo, no se consiguen vacunas en los centros de salud para poder cumplir con el calendario obligatorio de vacunación que impone el propio Estado.
¿Cumplen Massa y/o el gobernador Daniel Scioli los requisitos de grandes combatientes de la corrupción para ganar una presidencial en 2015? Desde el no peronismo se insiste en que uno ha sido cómplice de la era K y el otro “está embarazado” de kirchnerismo.
¿Y Ricardo Alfonsín, Hermes Binner, Margarita Stolbizer, Francisco de Narváez y Mauricio Macri?
Está claro que el gran error de Alfonsín fue manejarse tácticamente y no estratégicamente con una visión de largo plazo. En el 2011, se alió con Francisco De Narváez cuando, en realidad, por naturaleza ideológica hubiera sido coherente aliarse con Binner. Esa incoherencia y su tendencia a asemejar su imagen a la de su padre en vez de construir la propia, lo descarta. Sin embargo, esta vez corrigió el rumbo y se alió con Stolbizer y con Binner. Esa vuelta a la coherencia es la que precisamente permite que, por lo pronto, en la encuestas no figure una fuga de votos hacia Massa del electorado que piensa estratégicamente.
Pero en un escenario a 2015, Binner correría con más chances que Alfonsín. No solo el líder radical necesita un “cambio y renovación”, sino también toda la estructura partidaria de la centenaria UCR.
Pero el gran error en la conformación del Frente Progresista Cívico y Social fue cerrar con la Coalición Cívica-ARI bonaerense que impulsaba a Adrián Pérez (quien se fue a la lista de Massa) y no cerrar directamente con Elisa Carrió (enfrentada con Pérez y la cúpula provincial del CC-ARI) quien trataba de imponer a Héctor “Toty” Flores como candidato a diputado. Este error se paga caro en caudal de votos.
De Narváez es también un claro ejemplo de los que a Massa podría sucederle si pierde la perspectiva de que los votos que lo llevarán a ganar en las legislativas son votos prestados y no propios. El “Colorado” tiene un grave problema en su estrategia y comunicación. Su política de alianza fue nefasta desde el punto de vista de su imagen. Nadie puede aliarse a Moyano luego de haber pedido la cárcel para el cacique de la CGT. Pero también su actividad empresaria es un karma a la hora de las decisiones importantes. Su slogan de campaña “Ella o vos” fue la versión fuera de época del “Braden o Perón”, algo así como una remake en un plan “retro” de comunicación corporativa.
Es evidente que quienes pensaron en la estrategia lo hicieron con mente de marketing corporativo y no desde la mente de un marketing político “bien argentino”. Su gente de prensa se vio, sin duda, en grandes dificultades para comunicar en forma eficiente un mensaje seductor a un electorado que busca un político coherente, con fuerza propia y no a un empresario con ambiciones políticas. La única revelación que tuvo en su campaña fue su esposa Agustina Ayllón, que es candidata a diputada provincial por La Plata, su ciudad natal. Ella proviene de la clase media platense, con una formación política más progresista y de una década de trabajo social con muy bajo perfil. Si ella desplegara sus propias alas, podría tener un brillante futuro político.
Mauricio Macri, por su parte, fue el fundador de un nuevo concepto de la estrategia y la comunicación política. Tomó de su experiencia empresaria la planificación a largo plazo. Fue construyendo su imagen de dirigente paso a paso. Ha sido coherente y sus tácticas no se apartan del plan estratégico de construir poder. Siempre estuvo en la vereda de enfrente del oficialismo y sus aliados o, ahora, ex aliados. Pero su gran mochila es que se lo identifica con la derecha, con su pasado empresario y con haber nacido en cuna de oroPara el 2015, la gente buscaría para liderar el país a alguien que conozca más el barro que las veredas del porteño Barrio Parque.
El futuro de Binner es difuso. Dependerá de cómo construye imagen y poder de aquí al 2015. Tal vez lo haga de la mano de Margarita Stolbizer.
¿Y Carrió? Es clave un dato sobre ella: el electorado la ve como una persona honesta y luchadora incansable contra la corrupción. Pero su ego le juega en contra, y ella lo sabe. No le ha permitido construir una estructura capaz de dar una batalla inteligente contra la sólida, corrupta y al mismo tiempo corruptora estructura y aparato político-delictivo que como un cáncer muta malignamente las células que componen nuestra sociedad e instituciones.
Mientras que en CABA su liderazgo es competitivo frente al macrismo, debe construir poder en el resto del país. A su lado cuenta con Flores, un dirigente social de La Matanza que nunca se dejó corromper por los jugosos fondos provenientes del Estado. Llegó a ser diputado nacional, ganándose el respeto de parte de la clase política.
Lo cierto es que Flores -quien mantiene un bajo perfil- es un piquetero que logró construir y fortalecer la cooperativa La Juanita y goza de la admiración de gremialistas honestos, empresarios, dirigentes sociales y hasta personajes muy amados por la gente como es, por ejemplo, Maru Botana. Hasta la Ayllón lo admira y ha visitado su obra en varias oportunidades. 
Bloggeros y administradores de redes que canalizaron la protesta popular del 13/09 y la del 08/11/2012 le solicitaron a Flores que fuera quien canalizara un proyecto de ley que declare al 13S como Día de la República, que será presentado el próximo viernes, al cumplirse 1 año de ese hito que marcó el principio del fin del kirchnerismo. Esta solicitud tiene lectura de diagnóstico político.
Tanto Carrió como Flores ven a este grupo como un aliado estratégico con vistas a las elecciones de 2015. Es que las nuevas formas de comunicación se han transformados en la efectiva interacción entre la gente y la dirigencia política, o sea una magnìfica herramienta para interpretar a tiempo la demanda de la gente y comunicar la respectiva oferta política.
Lo cierto es que el 2015 está a la vuelta de la esquina. Los que ocuparán el podio de ganadores en estas legislativas posiblemente no sean los mismos que la ocupen en las elecciones generales. La gente tendrá otras demandas y expectativas. Quienes la sepan interpretar son los que obtendrán ese “préstamo” de votos pero también la espada de Damocles que significa que el descontento popular estallen en sus propios 13S.

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