El Papa a los belicistas: "Sí, tú debes velar por tu hermano"

La percepción de los periodistas 'vaticanistas' es muy interesante: la fuerza del hombre vs. el poder de la oración. ¿Será así? Mientras católicos de todo el mundo realizan una jornada mundial por la paz, el presidente estadounidense Barack Obama busca los votos necesarios para el Congreso de su país le autorice el bombardeo a Siria (y le faltan aún votos porque algunos consideran que la acción prevista no es lo suficientemente violenta como sería necesaria según su bélico punto de vista). "Cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo. Cuando el hombre piensa sólo en sí mismo, en sus propios intereses y se pone en el centro, cuando se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, cuando se pone en el lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento", reflexionó el Papa. De paso, un recuerdo del activista por la paz, John Lennon.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Un sábado 07/09 de ayuno, de sacrificio, de recogimiento, porque la paz también depende del corazón de cada persona, del cambio de cada persona, de compromiso de cada persona, ha convocado sin distinción de religiones, el papa católico Francisco. Es un ecuménico reclamo contra la guerra.
 
Las adhesiones al vigoroso y dramático llamado papal realizado el domingo 01/09 son muchas y de naturaleza muy diferente. Se percibe que la opinión pública, en muchos países del mundo, está perpleja con respecto a la intervención armada occidental que se perfila, sobre todo tras la experiencia de la guerra en Irak de 2003 y sus cosecuencias. Al mismo tiempo, aumenta la consciencia de la necesidad de hacer algo para detener la masacre que ha durado dos años en medio de la casi absoluta indiferencia. 
 
"¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad", dijo Francisco, quien guió la primera parte de la vigilia penitencial, acogió y veneró el ícono del Salus Populi Romani, recitó el Rosario y antes de comenzar la larga adoración eucarística pronunció una meditación ante una plaza San Pedro bajo el anochecer italiano, con unos 100.000 fieles presentes.
 
La homilía papal partió de la narración bíblica del Génesis, de la creación. 
 
"Los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, forman una sola familia, en la que las relaciones están marcadas por una fraternidad real y no sólo de palabra", recordó el Papa. Un mundo en el que "todos se sienten responsables de todos, del bien de todos. Esta noche, en la reflexión, con el ayuno, en la oración, cada uno de nosotros, todos, pensemos en lo más profundo de nosotros mismos: ¿No es ése el mundo que yo deseo? ¿No es ése el mundo que todos llevamos dentro del corazón?",preguntó Francisco.
 
"Cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo. Cuando el hombre piensa sólo en sí mismo, en sus propios intereses y se pone en el centro, cuando se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, cuando se pone en el lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento", reflexionó.
 
"Dios también se dirige a nosotros cuando habla con Caín después del primer homicidio de la historia: "'¿Dónde está Abel, tu hermano?' Esta pregunta se dirige también a nosotros, y también a nosotros nos hará bien preguntarnos: '¿Soy yo el guardián de mi hermano?' Sí, tú eres el guardián de tu hermano. Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros. Sin embargo, cuando se pierde la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir".
 
"¡Cuánta violencia se genera en ese momento, cuántos conflictos, cuántas guerras han jalonado nuestra historia! Basta ver el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas. No se trata de algo coyuntural, sino que es verdad: en cada agresión y en cada guerra hacemos renacer a Caín. ¡Todos nosotros! Y también hoy prolongamos esta historia de enfrentamiento entre hermanos, también hoy levantamos la mano contra quien es nuestro hermano. También hoy –afirmó Bergoglio– nos dejamos llevar por los ídolos, por el egoísmo, por nuestros intereses; y esta actitud va a más: hemos perfeccionado nuestras armas, nuestra conciencia se ha adormecido, hemos hecho más sutiles nuestras razones para justificarnos. Como si fuese algo normal, seguimos sembrando destrucción, dolor, muerte. La violencia, la guerra traen sólo muerte, hablan de muerte. La violencia y la guerra utilizan el lenguaje de la muerte", explicó el pontífice católico.
 
"¿Es posible seguir otro camino?", se preguntó Francisco. "¿Podemos salir de esta espiral de dolor y de muerte? ¿Podemos aprender de nuevo a caminar por las sendas de la paz? Invocando la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la Salus populi romani, Reina de la paz, quiero responder: Sí, es posible para todos. Esta noche me gustaría que desde todas las partes de la tierra gritásemos: Sí, es posible para todos. Más aún, quisiera que cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos aquellos que están llamados a gobernar las naciones, dijese: Sí, queremos".
 
Después Francisco habló de la Cruz: "¡Cómo quisiera que por un momento todos los hombres y las mujeres de buena voluntad mirasen la Cruz! Allí se puede leer la respuesta de Dios: allí, a la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte. En el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz. Quisiera pedir al Señor, esta noche, que nosotros cristianos, los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad gritasen con fuerza: ¡La violencia y la guerra nunca son camino para la paz!".

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