Cristina pide superpoderes hasta 2015 porque Grecia tiene problemas ¿?

Sorprende el fundamento utilizado por el Poder Ejecutivo Nacional para reclamar al Congreso que le renueve sus superpoderes. La crisis originada en 2008 no provocó superpoderes para el Ejecutivo en ningún país europeo, pero en la Argentina permite seguir reclamando facultades extraordinarias. Y Cristina reclama superpoderes hasta el final de su mandato: diciembre de 2015.


"(...) Si bien se prevé que nuestra economía continúe transitando un sendero de crecimiento, ha solidifcado su sistema financiero y ha sostenido una correcta administración de sus finanzas públicas y de su balanza de pagos con el exterior, la complejidad del escenario internacional recomienda solicitar a Vuestra Honorabilidad prorrogar por DOS (2) años la presente normativa. (...)"..

por EDGAR MAINHARD
 
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Desde 2008 la canciller Angela Merkel socorrió a todas las economías europeas. Sin embargo, ella no le solicitó superpoderes al Legislativo alemán, que ella misma integra porque sigue siendo un régimen parlamentario.
 
Los sucesivos gobiernos griegos, tampoco. Cada 1er. ministro tuvo que llevar los planes de contingencia y los acuerdos con la llamada 'troika' (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comunidad Económica) al Legislativo, y buscar voto por voto hasta alcanzar la cantidad indispensable. De eso se trata la democracia.
 
¿Pidió superpoderes Mariano Rajoy en la atribulada España? No, se las arregló con lo que tenía. Porque si la República precisa modificar su estructura institucional a causa de un percance, la República carece de solidez, y aún peor: su estabilidad es precaria. 
 
La República no puede apelar a procedimientos propios de monarquías o de gobiernos autoritarios porque, en ese caso, estaría comunicando que no es la mejor opción de gestión de los intereses de una sociedad.
 
Acontecimientos fortuitos pueden suceder a diario en una República, pero no por eso hay que andar modificando cuestiones fundamentales como la división de poderes.
 
El kirchnerismo, sin embargo, lo hizo durante la bendita Década nefasta. Y pretende seguir haciéndolo en sus días de ocaso inexorable.
 
El ladriprogresismo K enuncia postulados de mejora en la calidad de las instituciones, pero las arrasa con sus facultades extraordinarias que los legisladores le ceden al Ejecutivo, quien se ofende cuando se le endilga ambición hegemónica. Así fue como surgió la Corte Suprema de Justicia de la Nación como único freno a tanta avaricia.
 
El ladriprogresismo K intenta convertirse en guardián de la democracia, pero la mancilla meticulosamente cuando detesta la organización republicana prevista en la Constitución,hurgando siempre por algún argumento excepcional para reclamar más poder.
 
En 2013 el argumento es el siguiente:
 
"(...) La incertidumbre con la que se desenvuelve la economía global y la persistencia de la crisis originada en el año 2008 en el mercado financiero internacional, que continuó profundizándose sin encontrar una solución definitiva, ameritan seguir contando con estos instrumentos a los fines de mantener el nivel de actividad económica, de consumo e inversión, así como el nivel de empleo que la República Argentina ha consolidado a lo largo de más de 10 años".
 
A causa de que la solicitud de facultades extraordinarias ha sido permanente durante esos 10 años, cabe la especulación de que para el Frente para la Victoria su éxito es consecuencia de los superpoderes. O sea que con la organización institucional convencional de equilibrio de poderes, el fracaso estaría asegurado.
 
Comentario aparte merece otra realidad: la Junta de la Reserva Federal estadounidense, que es independiente y no ha sido mancillada como sí lo fue el Banco Central de la República Argentina, estableció como programa de emergencia un régimen de estímulo de la economía que se denominaron, sucesivamente Q1, Q1 y Q3. Ahora, con la economía estadounidense recuperada, la Reserva Federal se prepara para eliminar los estímulos excepcionales, probablemente a fin de año.
 
Pero esa fue la emergencia en USA, y en 2013 acabaría lo que comenzó en 2008. En cambio en la Argentina se pretende que en 2014 y 2015 continúe lo que comenzó en 2002.
 
El proyecto del Ejecutivo Nacional agrega, al respecto: "(...) Los problemas financieros y de deuda de buena parte de las mayores economías del mundo, nos hacen considerar actuar con prudencia, dotando al Poder Ejecutivo Nacional de las herramientas suficientes para poder reaccionar ante posibles y repentinos cambios en el contexto internacional (...)".
 
¿Dónde están los superpoderes para Dilma Rousseff, en Brasil? Ella podría sostener algo semejante.
 
¿Dónde están los superpoderes para José Mujica, en Uruguay? También podría afirmar conceptos similares a los de Cristina Fernández de Kirchnere.
 
¿Dónde están los superpoderes para Sebastián Piñera, en Chile? Al fin de cuentas su economía, a causa de su alta integración con los mercados globales, tienen una vulnerabilidad elevada en caso de crisis planetaria. 
 
Cristina Fernández de Kirchner no se imagina gobernando sin superpoderes, y le importa poco que ella y su marido muerto sean responsables de introducir prácticas tan escandalosas por lo autoritario, en nombre de la supuesta adecuada gestión del Estado.
 
¿Dónde están los superpoderes a la hora de reducir la inflación exorbitante que padece la sociedad argentina, promovida por los Kirchner y sus militontos aplaudidores?
 
Cristina tiene el descaro de pedirle al Congreso: "(...) Si bien se prevé que nuestra economía continúe transitando un sendero de crecimiento, ha solidifcado su sistema financiero y ha sostenido una correcta administración de sus finanzas públicas y de su balanza de pagos con el exterior, la complejidad del escenario internacional recomienda solicitar a Vuestra Honorabilidad prorrogar por DOS (2) años la presente normativa. (...)".
 
O sea que la Presidente de la Nación exige superpoderes hasta el final de su Administración, y de eso se trata para ella tanto la gobernabilidad como la concordia.
 
Ahora deberá decidir el Congreso de la Nación. Los legisladores, en su mayoría, desde hace mas de una década aceptan que la institución que ellos integran, sea subestimada, menospreciada y hasta prostituida. Han sido cómplices de todo ese deterioro del Legislativo. Pero hay una oportunidad de recuperar el prestigio y la honra del Congreso de la Nación, y de que recupere sus facultades constitucionales.
 
Lo saben aún en el bloque del Frente para la Victoria, donde no todos coinciden lo que está ocurriendo.

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