Lanata: "Para el Gobierno, la muerte política cotiza más que la civil"

El periodista Jorge Lanata publicó en Clarín una reflexión sobre el primer aniversario de la Tragedia de Once y la reacción que mantuvo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante todo este tiempo. Bajo el título"Cuando al dolor no se lo mira de frente", Lanata sostiene que "para el Gobierno, todo lo que se niega, no existe".




"La reacción del Gobierno frente a las tragedias excede lo político y quizá haya que buscar en la psicología para comprenderla. El empecinamiento oficial pretende que, al negar la tragedia de Once, la tragedia no existe. No existe en el Congreso cuando Pichetto se escuda en el reglamento del consorcio o no existirá en los estadios cuando -aunque suene inverosímil- debe pedirse autorización a Fútbol para Todos para desplegar un cartel en cualquier tribuna.

La negación es un mecanismo de defensa del “Yo” que lo preserva de lo que no le gusta, de lo que no tiene capacidad para afrontar. El otro truco del “Yo” para defenderse de un entorno hostil es la proyección. Ambos se desarrollan en una etapa en la que el individuo está inmaduro y no puede enfrentar la realidad como se le presenta.", declara el periodista de Radio Mitre y El Trece. 

Una psicóloga citada por Lanata, sostuvo que la Presidenta extiende su negación al duelo: “Hace veintiocho meses que murió El y ella sigue de negro -dice-. ¿Qué significa eso, que no puede elaborar el duelo? ¿o que el interlocutor era esencial para su identidad? ¿se pregunta qué será ella sin El?”.

Al final de su columna, Lanata recordó un episodio que involucró a uno de los pocos familiares recibidos por la Presidenta, días después de la tragedia."Cuando la negación se convierte en negación sicótica, el individuo está afectado para captar la realidad. La negación sicótica es más común de lo que parece: el fumador, por ejemplo, sabe que podrá ser víctima del cáncer pero lo niega e incluso imagina que, al ser placentero, es favorable para su salud. La conciencia del dolor en Cristina Kirchner parece la de una persona ensimismada. Le tocó comprobarlo a Zulma Ojeda Garbuio, la madre de un joven de 32 años que murió en la tragedia. Zulma fue convocada por Parrilli al despacho de Cristina en la tarde del 6 de marzo: “Presidenta, usted está rodeada de pirañas y una es Schiavi”, le dijo.

“No hablés así de él, pobre, que tuvo un grave problema de salud como producto de este hecho”, le interrumpió Cristina.

La reunión cayó en un abismo cuando la Presidente le dijo, condescendiente:“Vos, ahora, hablás desde el dolor, pero todavía no sabés bien de qué se trata ”. La despreocupación por el presente pone en cuestión, también, la legitimidad de su declamada preocupación por el pasado: ¿existen “monopolios del dolor”? ¿desaparecen los muertos de Once porque se los ignore? El Gobierno sólo tiene memoria a largo plazo; la muerte política cotiza en bolsa más que la muerte civil y ambas están sujetas a la manipulación. Cristina parece estar rodeada de fantasmas: de hechos que no existen pero que no puede mirar a los ojos.

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