Saqueos 2012: Marginalidad no resuelta en 9 años K...

Los saqueos son un producto K: marginalidad no resuelta sino creciente con 25% o más de inflación anual, deterioro sociocultural, erosión de los conceptos de ley y orden, desprestigio y abandono de las fuerzas de seguridad. ¿Qué esperaban?



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). 300 comercios en 40 localidades y más de 600 detenidos fue el saldo de los saqueos de jueves y viernes en distintos puntos del país. El sábado 22/12 solo hubo tensión en Tucumán, que no fue incluída en el saldo mencionado. Los saqueos fueron más notables en localidades como Bariloche, Rosario, San Fernando, Campana, Escobar, La Matanza, Malvinas Argentinas, y otros municipios del conurbano bonaerense.
 
Los gobernadores K Daniel Scioli (Buenos Aires), Martín Buzzi (Chubut) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero) condenaron los disturbios y coincidieron en pedir justicia y en apartar estos hechos de un reclamo social legítimo.
 
Desde el Ejecutivo nacional insistieron en involucrar a los sindicalistas opositores Hugo Moyano, Pablo Micheli y Luis Barrionuevo como instigadores de los saqueos.
 
Desde el sindicalismo, el secretario general de la opositora CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, calificó de “imberbes” a los dirigentes del kirchnerismo que lo vincularon con los saqueos y consideró que se produjeron por “la crisis que estamos viviendo”.
 
El secretario de Seguridad provincial santafecino, Matías Drivet, evaluó que “no se trata de una cosa casual, el contenido del reclamo no es necesariamente social” y señaló que “el 90% no tiene que ver con necesidades básicas”, ya que entre los objetos sustraídos había “bebidas alcohólicas y electrodomésticos”.
 
Aquí algunos recortes dominicales:
 
 
"Las alarmas se encendieron antes de que la furia estallara en Bariloche. No hay gobierno de ninguna provincia, incluyendo Córdoba, que no sepa que el dique que contiene la fractura social de la Argentina se vuelve más frágil en estas horas.
 
Como cada diciembre, y mucho más desde aquella tragedia de 2001, la sensibilidad crece a la misma velocidad con la que se acercan las fiestas findeañeras.
 
Pero esta vez, como nunca en 9 años de kirchnerismo, las amenazas se convirtieron en una realidad que intentó imitar, por suerte sin conseguirlo, aquellas desgracias.
 
Arriba, sobre hechos consumados como hacía varios años no ocurrían, abundaron los cruces y las acusaciones.
 
En el poder y en quienes pugnan por él, la lectura mezcló dos líneas sin mucha compasión por lo razonable. Y es que acusar al jefe de la CGT, Hugo Moyano, y a sus recientes socios de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) no tiene mucha posibilidad de asociarse con la caracterización de delincuentes comunes que el mismo kirchnerismo hizo de los saqueadores.
 
(...) El Gobierno y sus atribulados voceros se quedaron en acentuar el robo de televisores de última generación como prueba de que ya no hay hambre.
 
Si hay menos marginados que en 2001, eso no borra que la pobreza siga como entonces y que se haya perdido primero la posibilidad de comer y luego se hayan extraviado valores, comportamientos, capacidad de razonar.
 
El plato en la mesa se recupera mucho más rápido de lo que se borra la sensación de injusticia y el resentimiento, en especial cuando en nombre de los votos los gobiernos –este, como los anteriores– eligen repartir antes que integrar.
 
¿Puede celebrarse en Córdoba que haya habido apenas una chispa? En la pregunta está la respuesta. El gobierno de José Manuel de la Sota gastó más horas de trabajo de las que se sabe para que la Capital provincial no fuera Rosario.
 
El saldo cordobés, todavía parcial, informa sobre el saqueo a una carnicería frente al Mercado de Abasto. Los que robaron la carne y las balanzas eran todos menores.
 
Rumores y leyendas urbanas corrieron muchas. (...)
 
Pero en otros dos barrios populares no fueron sólo chismes turbios. Dos pelotones de policías separaron a sendos grupos reunidos para atacar a dos supermercados locales, precisó un funcionario que siguió de cerca el operativo montado sin grandilocuencia para evitar saqueos. “Hubo convocatorias por mensajes de texto y en las redes sociales, pero salvo esos dos casos, ninguno prosperó”, aseguró. (...)".
 
 
 
"(...) Eso es lo que ha hecho un gobierno absolutamente previsible, que ha buscado y busca barrer bajo la alfombra sus propios datos y estadísticas, que marcan un fuerte aumento del desempleo, o del empleo informal, y también de la pobreza y la indigencia, a pesar de la montaña de plata que gasta en subsidios para mantener familias enteras con planes como la Asignación Universal por Hijo, los Planes Trabajar y la decena de programas que maneja con multimillonaria caja la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
 
Es tan corta y tan necia la lectura del oficialismo, a la que más por preservación política que por convicción se sumó el gobernador Daniel Scioli, de pretender que el que se robó un plasma no lo hizo para comérselo, que ofende la inteligencia del ciudadano común. Del mismo modo que la lastima la estrambótica suposición de que tres dirigentes sindicales que ahora militan en la oposición pueden ser responsables de cientos de saqueos y robos de electrodomésticos o comida que se sucedieron a lo largo y ancho de la geografía nacional, desde Bariloche a Resistencia, pasando por el siempre hirviente conurbano bonaerense.
 
(...)  La pregunta directa que rondaba el viernes en medio de la proliferación de saqueos en por lo menos veinte centros urbanos de todo el país, era cuánto va a tardar la propia Cristina Fernández para salir en cadena nacional a denunciar que hay en marcha un intento de echarla del cargo. En despachos del propio gobierno no había una repuesta acabada, ni tampoco ninguna sorpresa por la posibilidad de que ella pueda dar ese paso.
 
El gobierno se ha movido, claro, con una doble moral que abruma. Lo primero que hizo fue sobreactuar la escena y enviar 400 gendarmes a San Carlos de Bariloche. 
 
(...) Desde El Calafate, la orden de Cristina fue no mandar ni un solo gendarme a Santa Fe. Fue una clara y grosera demostración de que para la Presidenta y su gobierno todo se reduce a la lógica amigo-enemigo. Para el gobierno kirchnerista de Río Negro sí, para los socialistas santafecinos no. Hay un agravante, por si hace falta alguna prueba para corroborar ese tenebroso proceder: al mediodía del viernes, mientras se le negaban tropas a Bonfatti, Garré ordenó el envío de 100 efectivos de Gendarmería a San Fernando, uno de los puntos calientes por esas horas del conurbano bonaerense, para evitar la toma del supermercado Carrefour. (...)"
 
 
 
"(...) Los saqueos irrumpen en ese marco aunque vale subrayar que no innovan del todo. Las Navidades son, año tras año, fechas duras y de reclamos, de incentivación al consumo, para algunos imposible de satisfacer. En Bariloche o en el conurbano hubo episodios anticipatorios de saqueos o reclamos de comida, sincerados por los propios intendentes.
 
Una jornada muy reciente anticipó, en la propia Capital, ingredientes que se replicaron ahora. La protesta ante la Casa de la Provincia de Tucumán mostró grupos políticos aguerridos y con aguante, dispuestos al enfrentamiento físico contra una policía autolimitada a elegir entre la pasividad cómplice o un salvajismo carente de profesionalidad. La celebración de la fiesta de los hinchas de Boca se transformó en un festival de vandalismo de grupos marginales ni masivos ni desdeñables en su cuantía y en su capacidad de depredar.
 
Los saqueos quizá no debieron sorprender tanto, sobre todo a las autoridades políticas y a las organizaciones que cubren “el territorio”. Pero sorprendieron.
 
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Las primeras movidas: Los primeros saqueos los produjeron grupos organizados, con objetivos precisos. El cronista no cree en la tipología que propone categorías excluyentes: “O vándalos o ladrones o pobres con necesidades”. Le resulta primaria y esquemática. Tampoco supone que robarse un plasma o un LCD comprueba la ausencia de necesidades básicas: el mejor libro sobre los saqueos de 2001 (La zona gris, del sociólogo Javier Auyero) evoca que en ese momento también hubo quienes se alzaron con bienes durables, incluso entre los más necesitados. Pero, más vale, nadie puede llevarse muchos aparatos de tevé en las manos o en un changuito del súper. La organización se patentiza en la abundancia de autos o bondis, algunos de los cuales se metían de culata en los negocios, dando cuenta de cierta práctica y decisión. (...)
 
Las de Silvina Barnachea (desangrada) y Luciano Carrizo (baleado) deben ser investigadas a fondo y resueltas sin dejar dudas. La regla general es que las fuerzas de seguridad cometen la enorme mayoría de los homicidios, en situaciones similares. La tendencia no resuelve un caso en particular, pero es forzoso tomarla en cuenta para pesquisarlos a fondo. (...)".

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