Caparrós opinó sobre el 8N: "A los poderes les preocupa que la política esté en la calle"

Argentina es un país que da vueltas. Que siempre vuelve, una y otra vez, al mismo lugar, sólo que a veces “decimos que nos gusta”. Eso es lo que sostuvo el escritor y periodista Martín Caparrós, al analizar la convocatoria del 8N.



En una nota publicada en su blog para el diario español El País,  el académico se mostró sorprendido por la cantidad de personas que concurrieron a la protesta. Para el autor, el perfil de los manifestantes es el factor que lo hizo “inimaginable”.
“En general, cientos de miles de personas en la calle son un mensaje más o menos claro. Pero este jueves las calles estaban llenas de incógnitas”, expresó y completó: “nadie sabe todavía cuántos fueron, nadie sabe bien quiénes fueron, nadie sabe del todo qué querían”.
Círculo vicioso: “Siempre volvemos a donde empezamos”, sostuvo Caparrós. “Hace cien años, algunos habitantes de la Argentina agropecuaria pensaron la posibilidad de un país que no sólo exportara los productos del campo, y empezaron a construir industrias”, contó.
“Hoy seguimos viviendo de materias primas y durante todo ese tiempo, unos 70 años, el peronismo nos convenció de que eran los únicos que pueden gobernar. Entonces, quienes quieren hacerlo se acercan al peronismo”, comparó, para dejar sentada su teoría de “País Calesita”.
“Nos subimos de vez en cuando al caballito y nos parece que galopáramos y que para tenernos contentos a veces nos prestan la sortija, y que seguimos dando vueltas y más vueltas. Y a veces, decimos que nos gusta”, prosiguió en su metáfora.
El sayo opositor. El periodista criticó la situación de la oposición frente a la protesta"Si fuera opositor andaría llorando por los rincones", imaginó. “Que miles y miles de personas se manifiesten en contra de este gobierno y yo, que quiero liderarlos, no pueda acompañarlos debe ser tan deprimente", afirmó. "No hay peor signo del fracaso que tener que apartarte de esos que supuestamente son los tuyos”, razonó.
Ante la aparente falta de representación que se observó durante la protesta, el escritor calificó el reclamo como "prepolítico". Y explicó que “se vuelve político cuando deja de ser puro reclamo y se convierte en la búsqueda común de soluciones. Pero de éso no hubo o había demasiadas formas”.
“Los cientos de miles estaban de acuerdo en contra; no lo estarían a favor”, analizó. Por lo tanto, razonó que “también, en gran medida, fue una marcha contra el sistema de representación política, la famosa democracia de delegación”.
En lo que sí acuerdan el Gobierno y la oposición, para Caparrós, es en la necesidad de encontrar alguien que represente al 8N y arreglar todo este malestar: “A los políticos, a los poderes en general, les preocupa que la política esté en la calle”, esbozó y explicó que ésa situación “siempre tiene algo incontrolable y preocupante para los que trabajan de controlarlo todo”.

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