El sueño de Cristina: Otro viento de cola para 2013

La actividad económica se ha desacelerado, la inversión ha declinado y la inflación es impresionante. Pero Cristina Fernández igual se ilusiona con el escenario macroeconómico 2013: su apuesta es que habrá un nuevo 'viento de cola' desde el exterior y eso le permitirá avanzar en su ambición de permanecer más allá de 2015. Para los opositores que ocultan su mediocridad en la esperanza de un derrumbe de la economía, el desafío es importante: para ganar tendrán que hacer política y no esperar a que la torpeza de Guillermo Moreno y Axel Kicillof lo resuelva todo.



N. de la R.: El Frente para la Victoria carece de atributos en el desempeño favorable de la economía durante los años recientes: el viento de cola hizo la tarea por ellos. Es más: hoy día, apuestan a que China siga comprando soja, que USA permanezca en sequía y que Brasil acierte en su recuperación. No hay política económica doméstica virtuosa, todo es 'viento de cola', aunque sus militantes se enojan cuando sus adversarios se lo reprochan. Entre los opositores, a su vez, escasea la política y abunda la apuesta a que el derrumbe de la economía se lleve al Frente para la Victoria. Al respecto, y aun cuando hoy día la economía parece trastabillar, hay posibilidades de otro 'viento de cola' 2013. Sería un desafío para los opositores porque ellos tendrán que demostrar, alguna vez, que la política no les resulta ajena, que lo de 2009 no fue una casualidad y que son una opción de poder más allá del precio coyuntural de la soja. Al fin de cuenta no pueden llegar al poder dependiendo exclusivamente de que el otro lo pierda. En ese contexto, es muy útil la lectura de un informe de la consultora Economía & Regiones:
 
 
El escenario internacional global continúa con una perspectiva de crecimiento modesto enmarcado en los temores sobre la sustentabilidad de la recuperación de la economía de USA, la probable profundización de la crisis europea y, al mismo tiempo, la desaceleración del nivel de actividad de China.
 
Es decir, para ninguno de los tres “gigantes” mundiales hay perspectivas de mejora económica para lo que resta del año. En este escenario, existe la posibilidad que la tasa de crecimiento mundial se desacelere en la segunda mitad del año. De hecho, el Baltic Dry Index, que se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 12 meses, sugeriría que el nivel de actividad económica mundial se deslizaría hacia la baja durante los próximos meses.
 
En este marco, es relevante analizar si la actual coyuntura internacional y sus perspectivas de corto plazo pueden impactar negativamente en el horizonte macroeconómico de Argentina, principalmente considerando la evolución de nuestra tasa de crecimiento y haciendo hincapié en el comportamiento del empleo en nuestra economía.
 
El mundo juega a favor de Argentina si el precio de la soja se mantiene alto y si la tasa de crecimiento Brasil se acelera. Por el contrario, juega menos a favor si el precio de la soja y el nivel de actividad de Brasil se reducen o en el extremo se desploman. El Baltic Dry Index es un índice que mide los embarques en los principales puertos del mundo por lo cual tiene la capacidad de anticipar el nivel de actividad económica mundial durante los próximos meses corto plazo, mientras que las perspectivas de desaceleración económica en USA, Europa y China no se traduzcan en una caída del precio de la soja o en una baja tasa de crecimiento del PBI en Brasil, no serán un riesgo mayor para Argentina. 
 
Es más, si el bajo nivel de actividad global lleva a que los principales gobiernos del mundo tomen medidas que directa o indirectamente terminan apuntalando el precio de la soja y alentando la recuperación de Brasil, este escenario internacional podría terminar siendo más positivo para Argentina en el corto plazo.
 
No obstante, el efecto positivo podría no prolongarse en el mediano y largo plazo.
 
¿Qué queremos decir? Que si las medidas económicas no logran sacar a USA de su pantano de debilidad económica y no logran que Europa termine saliendo de su crisis, en el largo plazo el crecimiento mundial terminará siendo estructuralmente más bajo, impactando negativamente sobre nuestra tasa de crecimiento.
 
Sin embargo, pensando en lo que queda de 2012 y en 2013, hay que preguntarse si existe riesgo (o no) que el débil crecimiento de USA, la crisis europea y la desaceleración de China hagan bajar la soja y reduzcan (aún más) el crecimiento de Brasil. Si la respuesta fuera negativa, el contexto internacional será positivo para nuestro país.
 
La debilidad de la recuperación económica de USA podría ser un dato favorable para Argentina en el corto plazo, porque podría apuntalar el precio internacional de la soja y estimular (indirectamente) el nivel de actividad en Brasil durante los próximos trimestres.
 
De continuar la debilidad económica en USA, la Reserva Federal que reconoció que “la actividad económica se desaceleró durante el primer semestre de este año” probablemente aplicaría un nuevo Q3, debilitándose el dólar aún más en el escenario internacional. Un dólar débil y un precio de soja elevado en los mercados internacionales implican un mundo que juega a favor de Argentina. 
 
Al mismo tiempo, una tasa de crecimiento endeble en USA asegura bajos rendimientos en las economías desarrolladas y estimula que haya flujos de capitales hacia Brasil, permitiendo financiar (vía cuenta de capital) mayores niveles de consumo y de déficit de cuenta corriente y por ende de crecimiento en nuestro principal socio comercial.
 
La crisis europea no sería amenaza para Argentina mientras continúe “como hasta ahora”, encapsulada. Pero, si la crisis europea se transformara en una crisis sistémica, generando aversión al riesgo y vuelo a la calidad, los agentes económicos se refugiarían en el dólar, que terminaría apreciándose y bajando, en consecuencia, sustancialmente el precio de la soja. 
 
Paralelamente con creciente aversión al riesgo, el flujo de capitales a Brasil se reduciría, obligando a ajustar su déficit de cuenta corriente por medio de una devaluación del Real y un menor crecimiento. 
 
Sin embargo, las recientes medidas económicas adoptadas en Europa permiten pensar que lo más probable sería que la crisis europea continuara encapsulada en el corto plazo sin afectar negativamente a la soja y Brasil. 
 
En este escenario, la coyuntura europea no jugaría en contra de nuestra macroeconomía en el corto plazo.
 
Por el lado de China, el actual enfriamiento de su nivel de actividad sólo sería significativo para nuestra economía si tuviera la suficiente envergadura como para hacer bajar el precio de la soja en el mercado internacional.
 
China es el principal demandante de soja en el mercado internacional y, por lo tanto, el precio internacional es función de su nivel de actividad.
 
Sin embargo, dado que el precio de la soja presenta una baja elasticidad ingreso, caería solamente si el nivel de actividad en China bajara muy fuertemente.
 
De acuerdo con nuestro análisis, el actual enfriamiento de la tasa de crecimiento de China (de 10% a 7.5%) no tendría la fuerza necesaria para bajar por si solo el precio de la soja e impactar negativamente en el valor de las exportaciones de Argentina y Brasil, afectando negativamente la tasa de crecimiento de nuestra economía.
 
Por su parte, el nivel de actividad de Brasil se relaciona con China no sólo a través de la soja, sino también a través de las exportaciones de acero. En este punto sí cabe hacer una mención. La elasticidad precio internacional del acero / PBI de China supera la elasticidad de la soja. 
 
Es decir, una reducción de la tasa de crecimiento de China al 5%/6% anual no tendría impacto negativo sobre la soja, pero sí sobre el precio del acero. Un acero más barato impactaría negativamente sobre el nivel de actividad industrial de Brasil, repercutiendo sobre la industria argentina y nuestro nivel de actividad.
 
Sin embargo, las autoridades chinas están actuando en consecuencia y por primera vez en cuatro años han bajado (ya dos veces) la tasa de interés para ponerle un piso (7.5%) a la desaceleración y evitar que la tasa de crecimiento se deslice al 5%/6% anual. 
 
En este marco y considerando que el producto creció 8.1% en el primer trimestre y 7.6% en el segundo, lo más probable es que el enfriamiento del nivel de actividad en China no sea un aterrizaje forzoso y, por ende, no afecte negativamente a nuestro país ni por la vía directa (soja) ni por la indirecta (Brasil).
 
Justamente, las perspectivas de corto plazo para Brasil son positivas y descuentan un escenario mejor que el de los últimos nueve meses. Es más, lo “peor” ya habría pasado y se espera que en el segundo semestre de este año y primer semestre de 2013 haya una recuperación del nivel de actividad en el país vecino.
 
En este sentido, se espera que las medidas de relajación monetaria (baja de tasa SELIC), que adoptó el Banco Central de Brasil en agosto pasado, comiencen a hacer efecto sobre el consumo de las familias y sobre la inversión en los próximos trimestres.
 
La baja de la tasa de interés no tiene efecto instantáneo, sino desfasado y acumulativo sobre el consumo y la inversión. En este sentido, la recuperación sería lenta pero terminaría llegando.
 
En pocas palabras, el escenario más probable es que en el corto plazo el débil crecimiento de USA, la crisis europea y la desaceleración de China no reduzcan el precio de la soja, ni impacten reduciendo el crecimiento de Brasil, cuyo nivel de actividad se comenzaría a recuperar durante los próximos trimestres. 
 
Por lo expuesto, en el corto plazo es probable que el mundo siga jugando a favor de Argentina; inclusive más que en los últimos meses.
 
¿Por qué existe la probabilidad que durante los próximos meses y en el corto plazo el mundo juegue más a favor de lo que lo hizo en los últimos 9 meses? Porque si bien durante los últimos meses el mundo ¨no se nos cayó encima¨ y, por el contrario, nos sigue ayudando, sólo ha jugado a favor a través de la soja y no a través del canal positivo de Brasil.
 
Sin embargo, hay que destacar que Brasil tampoco ha jugado en contra en estos últimos trimestres. Su tasa de crecimiento se ha ubicado en torno al 1% promedio anual, muy por arriba de 2008/2009; cuando su nivel de actividad se contrajo 2%/3% en términos anuales y sí jugó en contra.
 
En definitiva, si se comparan los próximos tres trimestres con la situación de los últimos tres trimestres, el escenario internacional para con Argentina podría cambiar para mejor, porque el mundo no sólo seguiría jugando a favor con la soja, sino que, además, comenzaría a contribuir “de a poco” con un mejor nivel de actividad en Brasil. 
 
El sector manufacturero argentino en general y la industria automotriz en particular, serían los sectores más beneficiados con el repunte del nivel de actividad en Brasil. Mayor crecimiento en Brasil implica más exportaciones argentinas en general, principalmente industriales y particularmente automotrices, que tienen impacto positivo en el mercado laboral.
 
La pregunta clave es: ¿el suave repunte de la economía brasilera que se daría durante los próximos trimestres alcanzará para parar y además, siendo aún más ambiciosos, revertir la pérdida de puestos de trabajo acontecida en nuestra economía? 
 
El mundo probablemente ayudará aún un poco más que en los últimos meses, pero su efecto potencial positivo sobre el nivel de actividad y el empleo podría ser compensado por nuestras políticas económicas domésticas, que atentan contra la inversión, único pilar genuino del crecimiento y de generación de empleo en el largo plazo.
 
Las políticas domésticas serán la clave. Las políticas deben apuntalar la inversión para generar puestos de trabajo y crear un círculo virtuoso que pueda aprovechar el buen precio de la soja y suave repunte de la economía brasilera.

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