La chequera de Cristina ya no alcanza

La aceleración de la tasa de crecimiento del gasto se da en un contexto en el cual cae bruscamente la tasa de crecimiento de los subsidios. En los primeros 3 meses de 2012 (18%) el crecimiento de los subsidios fue 24 puntos porcentuales más bajo que en el mismo período del año pasado (42%), sin embargo hubo un deterioro fiscal de 55%. ¿Qué está ocurriendo?







CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones). La política fiscal, que fue y sigue siendo expansiva, (en lugar de ser contra cíclica), explica la falta de sustentabilidad de la política económica actual. El gasto público aumentando a un ritmo más acelerado que los recursos, trae aparejado necesidades financieras crecientes que -sin acceso a los mercados financieros formales- son financiados con recursos heterodoxos (BCRA y ANSES) no sostenibles en el largo plazo.
 
Hay que remarcar que los recursos del ANSES y las reservas del BCRA no son infinitos y el financiamiento vía emisión monetaria e impuesto inflacionario penaliza la tasa de crecimiento de largo plazo.
 
Siempre sostuvimos que la película es mucho más preocupante que la fotografía actual, que por ahora no es tan alarmante. En nuestro escenario base con un gasto creciendo al 33% interanual en línea con la política fiscal de los últimos años, el déficit fiscal primario “sin maquillaje” ascendería tan sólo a 1% del PBI. Es decir, la foto actual no es preocupante porque todavía hay tiempo y espacio para que se aplique un cambio de la política fiscal y de política económica que corrija la trayectoria de la película que veamos en el futuro.
 
Sin embargo, la evolución del gasto público en los últimos meses permiten proyectar que su tasa de crecimiento lejos de retroceder se acelera y, sumado esto a la reciente reforma (de la carta orgánica del BCRA, nos anticipan que el financiamiento vía emisión monetaria se expandirá.
 
De hecho, en marzo se observó una aceleración del gasto que alcanzó un incremento del 39% interanual. Por el lado de los ingresos, se exhibe un aumento del 35% interanual, que descendería al 32% si se excluyen los ingresos heterogéneos provenientes de ANSES y BCRA. Así, el resultado fiscal (después del pago de intereses de la deuda) fue deficitario en $2.390 millones, cifra que se hubiera estirado a $5.650 millones de no ser por los recursos extraordinarios.
 
Otro dato preocupante es que la tasa de crecimiento del gasto se da en un contexto en el cual cae bruscamente la tasa de crecimiento de los subsidios. En los primeros tres meses de 2012 (18%) el crecimiento de los subsidios fue 24 puntos porcentuales más bajo que en el mismo período del año pasado (42%), pero se aceleró nuevamente la tasa de crecimiento del gasto que había caído post elecciones.
 
Con subsidios creciendo sólo el 18%, el superávit primario en el primer trimestre de año se redujo un 55%, es de esperar que se produzca un deterioro fiscal mayor si el gobierno, como pareciera, abandona la política de reducción de subsidios.
 
En nuestro escenario base, con subsidios creciendo solamente un 21% este año, el SPN tendría por primera vez déficit fiscal primario1, que ascendería a un monto anual de $3.143 millones.
 
La marcha atrás en la política de reducción de los subsidios acelerará la tasa de crecimiento de estas transferencias de recursos y el déficit fiscal primario anual aumentaría considerablemente. Si la tasa de crecimiento de los subsidios aumentara de 21% a 30%; 35% ó 45%; el déficit primario del sector público nacional subiría de $3.143 millones a $12.733 millones; $17.912 millones y $23.091 millones, respectivamente.
 
El deterioro fiscal conduce al déficit de las cuentas externas
 
Los superávits gemelos hacen referencia a la situación fiscal y al balance de las cuentas externas. Existe una causalidad entre ambos resultados dado que el superávit de cuenta corriente es consecuencia de la situación de ahorro interno de un país; que a su vez, es producto de la evolución del ahorro público y privado. Contrariamente y para que se entienda, si un país gasta más de lo que produce, importa la diferencia; y ese exceso de gasto por encima de la producción se transforma en un déficit externo.
 
El mantenimiento del tipo de cambio real depreciado junto con el avance de la presión tributaria permitió que nuestro país presentara superávits gemelos por primera vez en muchos años. 
 
Sin lugar a duda, éste fue uno de los pilares del modelo económico actual; dado que la abundancia de ahorro funcionaba como una señal de estabilidad macroeconómica, permitía al Gobierno pagar los vencimientos de deuda, fomentaba la demanda de pesos porque no había déficit para monetizar y liberaba recursos prestables para el sector privado y la actividad productiva, entre otras cosas.

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