Mubarak, decidido a incendiar Egipto

"No abandonaré este país hasta que me entierren y no acepto presiones", dijo el mandatario por TV, enardeciendo a centenares de miles de opositores.


Tres semanas después de que una revuelta desatara el caos en las calles de Egipto, el final del presidente Hosni Mubarak dijo en una esperada conferencia de prensa que no va a dejar su cargo en medio de la tensión, contradiciendo los rumores que habían circulado durante todo el día sobre su dimisión.

Mubarak, que lleva 30 años en el poder, señaló: "Hay ciertos hechos que son vergonzantes y no puedo aceptar que nos impongan cosas desde afuera, sin importar cuáles sean las justificaciones". "Yo he expresado claramente que no voy a participar en las próximas elecciones", añadió.

El mandatario insistió en que ya se comprometió a garantizar el traspaso del poder en "elecciones justas y libres" en septiembre próximo.

Además, anunció la conformación de dos paneles para controlar las enmiendas realizadas a la constitución y la transición hacia el próximo gobierno. También indicó que dio instrucciones para que se investiguen las muertes ocurridas en los conflictos callejeros de los últimos días.

"Tenemos que que poner en práctica un diálogo que considere la transferencia del poder", expresó y aseguró que "la prioridad es restablecer la confianza entre los egipcios, en la economía".

"No abandonaré este país hasta que me entierren aquí", dijo al cierre de su discurso.

El presidente egipcio anunció también la reforma de cinco artículos clave de la constitución de su país para transferirle el poder al vicepresidente Omar Suleimán. Se trata de flexibilizar las candidaturas presidenciales, permitir una sola reelección, la previsión ante fraudes electorales, los comicios legislativos y el uso de la justicia militar.

Mientras tanto, cientos de miles de personas en la emblemática plaza Tahrir de El Cairo estallaron en un rugido de "¡Vete, vete!" en cuanto se supo que el presidente no renunció al cargo. Su decisión enardeció los ánimos en un país que parece a punto de estallar.

Mostrando su decepción y su ira, la multitud, que desde hacía horas abarrotaba el epicentro de la protesta contra el régimen egipcio en espera del discurso de Mubarak, explotó en violentos gritos de "¡Vete, vete!" y "Te vamos a enterrar bajo tierra".

El aire se impregnaba de agresividad en la plaza Tahrir y empezaron a oírse llamamientos entre la multitud a dirigirse al palacio presidencial y sacar a Mubarak de allí por la fuerza, haciendo temer una escalada de la violencia.

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