El caso Boudou: Cualquiera es ministro de Economía en la Argentina K

Amado Boudou carece de prestigio profesional y de reconocimiento intelectual. Ministro de Economía que nunca redactó un 'paper' para el debate académico, tendrá que gestionar en días de 'retirada estratégica' de Néstor Kirchner (y 'techo' evidente de Cristina). El autor analizó la coyuntura en su programa dominical por Radio El Mundo.

CLAUDIO M. CHIARUTTINI | 10/10/2010 | 21:02

(N. de la R.: El viernes 08/10, en Washington, los periodistas Candelaria de la Sota (Clarín) y Martín Kannenguiser (La Nación), quienes cubrían la Asamblea del FMI, recibieron los dardos del ministro de Economía, Amado Boudou.

Tras catalogarlos de “FMI-adictos”, Boudou les dijo que si no querían “ser cómplices” de ambos diarios debían “renunciar y no trabajar más en esas empresas”.

Fue entonces que comparó a los enviados especiales de Clarín y de La Nación con “los empleados que limpiaban las cámaras de gas durante el nazismo”.

“Estamos sorprendidos y rechazamos totalmente esas declaraciones que ofenden la memoria de las víctimas y banalizan la Shoá -u Holocausto-”, dijo el presidente de la DAIA, Aldo Donzis).

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Mientras Cristina de Kirchner twitteaba desde Alemania como una adolescente enamorada, se peleaba con Der Spiegel que confrontó el pasado real con el relato que intenta construir la Casa Rosada, y sobreactuaba en la Feria del Libro de Frankfurt -donde los escritores kirchneristas destilaban envidia y frustración contra el premio Nobel de Literatura que recibió Mario Vargas Llosa-, Néstor Kirchner realizaba una retirada estratégica luego de casi 2 meses de desaciertos políticos.

Entre diciembre y julio, el matrimonio Kirchner logró un verdadero milagro dentro del marketing político: luego de 7 años en el Gobierno, lograron revertir una constante caída sobre la imagen positiva en la opinión pública y lograron 8 meses consecutivos de recuperación.

Sin embargo, desde el papelón protagonizado por el lanzamiento del libro “Papel Prensa: La Verdad”, los logros conseguidos sobre esa imagen positiva cayeron 6 puntos, igual que la intención de votos.

Con las encuestas en la mano, Néstor Kirchner celebró el fallo de la Suprema Corte por el Artículo 161 de la Ley de Medios Audivisuales, pese a la derrota, cuando hace una semana despotricaban contra el Alto Tribunal; se reunió con Daniel Scioli para evitar la traición del Gobernador de Buenos Aires (que, a cambio de fidelidad, le sacó un aporte extraordinario de fondos para el 2011), le bajó el tono al acto en Santa Cruz y autorizó –a regañadientes- a los gobernadores a fijar sus calendarios electorales.

Como ocurre cada vez que sufre una derrota o se encuentra cercado, Néstor Kirchner parece frenar sus ataques y modifica su actitud, pero fuera del atril, rearma su estrategia, lanza nuevos ataques e intenta derrotar a los mismos enemigos. Por eso ordenó revisar la situación de todas las causas judiciales que tiene el Gobierno para evitar sorpresas, intentando ahogar al matutino Clarín, al prohibir los avisos de servicios sexuales (negocio que quieren los diarios oficialistas) y acelerando las presiones para terminar por romper la Mesa de Enlace.

Desde que se encuentra en la Quinta de Olivos, Néstor Kirchner supo reconstruir poder e imagen cada vez que sufre una derrota política, pero cada vez requiere más fuerza, se desgasta más y alcanza menor altura.

Por eso Néstor Kirchner pierde más de lo que gana con cada ataque, pero su forma de crear poder es enfrentando enemigos, “alimentándose” de su poder. Sin embargo, luego de 7largos y tortuosos años, los costos son mayores que los beneficios y, en vez de lograr adherentes, termina por crear fanáticos, algo que no necesita la endeble democracia argentina.

En medio del repliegue estratégico de Néstor Kirchner, la oposición –con poco entusiasmo y luego de superar varias divisiones- acordó impulsar 3 proyectos propios en el Senado, al ver debilitada la estructura oficialista en las dos bancadas. La idea es avanzar con los cambios en el Consejo de la Magistratura, el control de las Decretos de Necesidad y Urgencia y el cese de las Facultades Delegadas al Poder Ejecutivo.

La oposición aspira convertir los tres proyectos en leyes antes de fin de año, no sólo para causarle tres derrotas al oficialismo, sino también, para poder ingresar al año electoral con 3 cartas ganadoras en la mano y demostrar que son una alternativa posible al poder del kirchnerismo.

Pero horas después de tomar la decisión en el Senado, Ernesto Sanz puso en duda el cronograma oficial de internas partidarias –algo que ya había hecho el Peronismo Federal hace una semana al anunciar que seleccionará su candidato a Presidente en elecciones propias - y dio a entender que la Unión Cívica Radical pediría la suspensión del proceso.

La ocasión fue aprovechada por el Gobierno que no sólo ratificó el cronograma electoral (elección interna el 14/09 para todos los partidos políticos), sino que también confirmó que deben estar registradas todas las alianzas que participen en la elección externa 60 días antes (14 de junio) hundiéndonos en un verano político muy intenso donde la oposición deberá solucionar cuanto antes sus incontables internas y personalismos.

En éste contexto, Néstor Kirchner celebró el natalicio de Juan Domingo Perón con intendentes del conurbano (donde los invitó a solucionar sus divisiones en las elecciones internas y no romper el oficialismo) y reunió en Santa Cruz a 15 gobernadores, confirmando su fidelidad.

En el complejo escenario político argentino, donde la oposición no encuentra los caminos para resolver sus divisiones, Néstor Kirchner tiene mucho para ganar: con la caja puede asegurar adhesiones y, si alguien rompe, tiene tiempo para desgastarlo, armarle una interna y, si es necesario, desplazarlos de sus cargos.

De esta forma, la imprudencia de la Unión Cívica Radical permite al Gobierno imponer los tiempos electorales desde una posición de ventaja, lo que confirma que los radicales –todavía atados a la vieja idea de creer que acumular horas en comités es hacer política- y suponen que con acuerdos de cúpula, plataformas unificadas, eternas cenas y un poco de suerte pueden ser Gobierno en el 2011. Nada más lejos de la realidad.

Pero a los “palos en la rueda” que debe superar el matrimonio Kirchner para intentar retener el poder, suma los problemas externos que crecen, en especial, cuando Cristina Fernández de Kirchner viaja a dar lecciones de economía y política a un mundo que nos ignora y nos desprecia por comportarnos como si fuéramos portadores de la verdad revelada.

En Alemania, la Presidente buscó un acuerdo con el Club de París, reclamó –casi con tono extorsivo- descontar beneficios dados a empresas europeas que invirtieron en la Argentina y recibió como respuesta, por décima vez, la orden de negociar con el Fondo Monetario Internacional, causando una pelea estéril en la conferencia de prensa con Ángela Merkel.

En paralelo, en Washington, el Banco Mundial también recomendó firmar un acuerdo con el FMI, al tiempo que el organismo internacional anunció que los datos sobre inflación de la Argentina estaban subestimados, mientras que los cálculos de PBI están sobredimensionados y 2 empresas se presentaron en el CIADI para pedir sanciones a la Argentina por no cumplir con los fallos del tribunal arbitral.

La respuesta a los pedidos del FMI y Banco Mundial del inmostrable, inmaduro y soberbio ministro de Economía, Amado Boudou, fue la acusarlos de “refritar malas experiencias” y atacó, sin argumentos, en un total sin-sentido y con una frase hiriente, que debería causar el máximo repudio de la comunidad judía, a Candelaria de la Sota y Martín Kanenggiser, excelentes periodistas de los diarios Clarín y La Nación, respectivamente, porque no le gustó sus coberturas sobre lo que dijeron los organismos multinacionales.

En vez de ofender, Amado Boudou debería contestar por qué según el Banco Central la inversión extranjera directa, en flujos, está en su nivel más bajo desde 2005, por qué 3 de cada 4 pesos que circula se explican por una inflación que niega el Palacio de Hacienda, por qué 100 pesos hoy rinden lo mismo que 21 pesos en 2001 o por qué la clase media es más chica que en 1994, según datos del Indec que comanda el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y que nadie puede tachar de opositor.

Amado Boudou debería explicar también por qué, si el modelo kirchnerista que encabeza es tan bueno, el Gobierno tiene que salvar a los empleados de una cadena de locales de alquiler de videos o por qué los banqueros de Bolivia y Paraguay se quejan cuando las calificadoras de riesgo piden no ser comparados con la Argentina porque les da vergüenza ser ubicados en el mismo nivel que un país que no figura en los planes de inversión de ninguna empresa seria del planeta.

Amado Boudou, un ministro de economía que no ha escrito un solo “paper” como economista en su carrera, salvo la tesis universitaria, debería animarse e ir a la reunión de IDEA, que se realiza esta semana en Mar del Plata, y enfrentar las quejas de 700 empresarios para intentar contestar todas sus dudas o explicar las inconsistencias de un modelo de producción que sólo existe en las palabras huecas del inmaduro funcionario.

Amado Boudou debería explicar por qué la AFIP disfraza de “plan contra el trabajo en negro” a un sistema de “presunción de empleados” que deben tener los negocios y las empresas, lo que implica que quien no pague lo que establece el Gobierno deberá explicar su productividad, por supuesto, ante un funcionario sordo y que no conoce su sector, que no lo escuchará y que lo obligará a pagar el monto ordenado.

Esto implica que, desde ahora, no se pagarán más impuestos relacionados con la cantidad de trabajadores que existan en la economía real sino las que dice un burócrata fiscal o las estadísticas oficiales. Lo mismo ocurre con los grandes exportadores. En vez de cambiar las normas que permiten la elusión, el Gobierno los acusa de evasión y pretende cobrar retroactivos que puedan ser usados en la campaña electoral.

Cuando asumió en 2003, Néstor Kirchner hizo una alianza política con ciertos grupos empresarios (constructoras, bancos nacionales, sistema bursátil, Unión Industrial Argentina, sectores medios como los molineros y los productores avícolas y Pymes) y eligió otros como enemigos (privatizadas, inversores extranjeros, ex menemistas). Hoy, el mix cambió.

Néstor Kirchner encara el 2011 sin el apoyo de gran parte de la UIA, los grupos nacionales tradicionales, el sector agropecuario, los servicios, las privatizadas, los grandes exportadores… y la lista crece todas las semanas por las urgencias de caja que tiene el oficialismo para ganar las elecciones.

Néstor Kirchner, en su ataque contra el Grupo Clarín se convirtió en “piantavotos”; Cristina Fernández de Kirchner, en sus discursos y viajes internacionales, también es “piantavotos”; Hugo Moyano es un importante “piantavotos”; Guillermo Moreno es un “piantavotos” notable y , ahora, Amado Boudou, también es “piantavotos”.

¿Cuánto tiempo puede el oficialismo seguir con su política de ganar enemigos y mantenerse en el poder? Cansado de chocar sus narices con las puertas, Néstor Kirchner elige seguir chocando sus narices contra las puertas” para ganar. Una estrategia suicida que se obstina en mantener.

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