Que lo explique '6 7 8': La inflación se devoró la Asignación Universal por Hijo

Era previsible y mucho se le advirtió a los Kirchner cuando anunciaron la Asignación Universal por Hijo: Si no bajan la inflación, el beneficio termina neutralizado. Pero los Kirchner rechazan la racionalidad... y ocurrió lo previsto: disminuye la pobreza pero no la indigencia. Ahora, que lo expliquen los genuflexos como Diego Gvirtz y su mesa de '6 por el 7 a las 8:00' porque si no hay dinero para el 82% móvil a los jubilados, ¿cómo la habrá para indexar la Asignación Universal por Hijo?

| 19/07/2010 | 10:33


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Ecolatina). El 1er. semestre de 2010 finalizó con una inflación de 13,7%, la cifra más elevada desde la devaluación de 2002. Si bien este proceso es generalizado a la mayoría de los bienes y servicios de la economía, cerca de dos tercios de la suba del período se explica por los incrementos en el precio de los alimentos.

En este contexto, la Canasta Básica Alimenticia (CBA), que mide la línea de la indigencia, se encareció 19,1% en sólo seis meses. Ésta se ubica en $ 345 para un adulto equivalente , $ 55 por encima del valor de diciembre de 2009. En términos de una familia de cuatro integrantes , el valor de la canasta alcanzó $ 1.067 en junio, lo que representa un incremento de $ 171 en el período.

Cabe destacar que la mayor parte de la suba del semestre se dio en los primeros meses del año. En efecto, impulsada por el “shock de la carne”, la CBA se elevó 14,5% entre enero y marzo, cifra similar a la observada durante el conflicto con el campo en el primer trimestre de 2008 (+14,8%).

En un escenario de fuerte expansión de la demanda y restricciones estructurales de la oferta, el precio de la carne vacuna se disparó, alcanzando subas superiores a 40% en los primeros meses del año. De hecho, más de la mitad del incremento de la CBA en el período respondió al alza en este rubro (explica 11 p.p. de los 19 p.p. acumulados).

Varios escalones por debajo se ubican el pan y la leche: estos dos productos aportaron 3,6 p.p. a la suba del semestre, explicando 20% del alza. Si bien otros rubros registran un mayor incremento de precios -como el azúcar y los quesos-, la gravitación de estos bienes en los hábitos de consumo de las familias no es tan elevada.

En términos interanuales, la CBA se elevó 32% en junio y 158% respecto de enero de 2007.

Además, la Canasta Básica Total (CBT) aumentó 17% en los últimos seis meses y se ubica actualmente en $ 694 para un adulto equivalente. En consecuencia, para no ser considerada pobre una familia de cuatro integrantes debe generar ingresos superiores a $ 2.145 mensuales, $ 311 más que a comienzos de año.

Este incremento en el costo de la CBT familiar ($ 311) equivale a más del doble del importe efectivo percibido por la Asignación Universal por Hijo ($ 144 mensuales). En otros términos, en sólo seis meses el encarecimiento de la CBT erosionó la totalidad del beneficio otorgado para un hogar compuesto por dos hijos menores ($ 288 en mano, sin contar los $ 36 mensuales retenidos hasta fin de año).

En resumen, en la medida que continúe acelerándose la inflación en bienes de primera necesidad cualquier mejora conseguida a través de medidas de previsión social acabará por licuarse.

Leve mejora de los ingresos reales en los sectores relegados

Para estimar la pobreza e indigencia, además de calcular los costos reales de las canastas, es necesario medir la evolución de los ingresos por segmentos de la población. Así, es posible conocer en cuántos hogares los ingresos totales no son suficientes para alcanzar la línea de indigencia (CBA) o de pobreza (CBT).

Los ingresos de las familias dependen principalmente de la evolución del empleo y el salario (registrado e informal). Sin embargo, a fines de 2009 los hogares de menores recursos percibieron un shock en sus ingresos, fundamentalmente por la implementación de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer trimestre reflejan esta mejora.

A partir del incremento registrado por el INDEC en los primeros meses del año y nuestra estimación de la evolución de los ingresos de las familias en el segundo trimestre, obtuvimos una aproximación para la primera mitad del año.

Al combinar la evolución de los ingresos de los hogares y el costo monetario de la CBA y la CBT, surge una estimación de la proporción de la población por debajo del umbral de la indigencia y la pobreza respectivamente.

Según estos cálculos, en el primer semestre del año 31,4% de las personas no cubrieron la CBT, igualando el porcentaje de la primer mitad de 2009. Esto significa que la pobreza dejó de crecer en Argentina. No obstante, pese a la implementación de la AUH, no se observa una reducción de este flagelo.

Por el lado de la indigencia, nuestras estimaciones arrojan que en la primera mitad de 2010, el 10,5% de la población no pudo costear la CBA. La indigencia descendió casi 1 p.p. en relación a los primeros seis meses de 2009 (11,3%).

A diferencia de la pobreza, la indigencia cayó en el semestre gracias a la AUH. Como decíamos a principios de año , el impacto de un monto fijo sobre los hogares es menor a medida que aumenta el nivel del ingreso, por eso la mejora se observa solamente en la pobreza extrema.

Para entender la magnitud de este flagelo también es importante expresar las cifras en términos absolutos. Tomando como referencia la población de la EPH (24,8 millones), la pobreza alcanzó en el primer semestre a 7.800.000 personas. Esta cifra asciende a 12.700.000 si extrapolamos la incidencia (31,4%) al total de la población (cercana a 40,4 millones de argentinos).

Asimismo, la indigencia afectó a 2.600.000 personas si tenemos en cuenta el universo de la EPH (24,8 millones de individuos). Si extrapolamos la cifra al total de los argentinos, la pobreza extrema afecta a 4.250.000 individuos.

En síntesis la AUH generó un shock de ingresos que sirvió para revertir el deterioro de la pobreza e indigencia en el corto plazo. Sin embargo, si la inflación no se desacelera será muy difícil que los hogares de menores recursos puedan cubrir la suba de precios ya que sus ingresos no se ajustan al ritmo de otros sectores.

Asimismo, elevar el monto de la asistencia social sólo garantiza una mejora sostenible si el shock de demanda generado puede absorberse con mayor producción. Sin un repunte de la inversión y la oferta interna, la inyección de ingresos termina -tarde o temprano- aumentando los precios y/o las importaciones.

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