Ricardo Fort: "Soy muy menemista. Los '90 eran mejores"

Ricardo Fort necesita seguir en la ola del escándalo porque él cree que eso le permite amortizar sus inversiones artísticas que son variadas y ambiciosas. En ese contexto, provocar es casi un medio de vida. Resultaría muy interesante conocer si su declaración menemista fue para que se hable de él o porque realmente expresa su visión de su país, los negocios y la sociedad. Una lástima que Rolando Hanglin no profundizara en ese tema.

| 16/04/2010 | 16:18

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Sentado frente a Rolando Hanglin, Ricardo Fort le dijo que no quería hablar de política porque siempre se termina peleando con sus interlocutores. Pero después decidió responder: "Soy menemista. Soy muy menemista. No me importa lo que digan, yo sé cómo se vivió en los '90. Yo sé que había menos probabilidades que un pibe de 15 años te pusiera un arma en la cabeza y si lo detienen, sale por la otra puerta".

Hay que reconocerle a Fort o una considerable valentía para asumir las consecuencias de sus convicciones o una permanente necesidad de provocar a casi todos.

Lo cierto es que hoy día es socialmente incorrecto definirse como "menemista". Lo más extremo que dicen algunos "menemistas" es asumirse como "duhaldistas". Pero Fort fue a un programa en un canal de TV impregnado de kirchnerismo y se asumió como "muy menemista".

En días (ladri) progresistas es casi vanguardista declararse menemista porque, considerando que la sociedad argentina es pendular, parece casi lo que vendrá: una revisión de la historia presente.

¿Fort tiene idea de todo eso o no?

Una lástima que Hanglin no tirase un poco más de esa cuerda. Probablemente no lo hizo porque era más consciente que Fort de dónde estaban sentados.

En su programa Recursos Humanos, por C5N, Hanglin apunta a entrevistas intimistas, similar a las que realiza Oscar González Oro, por el mismo canal. Pero lo más interesante que tenía Fort para aportar no era su intimidad, ya más que conocida, sino su visión empresaria porque todo lo que hace Fort es para ganar dinero.

Porque un millonario -a Fort le encanta decir que él es millonario- es una persona que gana mucho más dinero que el resto y mucho más de lo que puede gastar y esa acumulación se llama riqueza.

Fort puede ser un millonario porque gasta lo que heredó, pero él insiste en que realiza tareas ejecutivas en la empresa familiar. O sea que hace correr la rueda de la fortuna. Marketing, publicidad, nuevos productos, comercialización, son temas que Fort conoce y por eso, mientras simula que gasta, gasta y gasta como parte de su imagen, mucho le interesa recaudar.

No hay que engañarse. Ricardo Fort necesita que se hable de él. La gran pregunta es qué estará dispuesto a hacer para seguir en las marquesinas cuando su popularidad exhiba saturación en la opinión pública.

Pero todavía no ha llegado ese momento extremo. Él disfruta intensamente de las cámaras que, según espera -y esa es la apuesta-, le permita amortizar la inversión que realizó en su producción teatral Fortuna, en el teatro Premier.

Vender las entradas para llenar la sala, vender ejemplares de la revista que promete editar e imprimir, vender chocolates y también la nueva golosina Super Fort -que acompañará con un comic que lo presenta como superhéroe-, vender publicidad para su nuevo programa en la TV y que Marcelo Tinelli venda en el suyo que lo tendrá como co-protagonista... vender... vender... vender. Ricardo Fort tiene la necesidad de ser una caja registradora y a eso apunta su alto perfil público.

Pero si Paris Hilton saturó ¿por qué no ocurrirá eso con Ricardo Fort? Esa posibilidad le obsesiona. Mientras estrenaba su producción teatral Fortuna, estaba empeñado en una batalla mediática con Carmen Barbieri, Pamela Sosa y Rocío Marengo. Y vaya si no obtuvo repercusión imprescindible para mantener el mito.

Bien Hanglin al permitirle a Fort desplegar toda su grandilocuencia empalagosa y asestarle preguntas de contraataque.

Por ejemplo: "¿Pero ganás plata con el teatro?"

Fort dijo que él no lo piensa como una inversión sino como una afición. Por eso le paga un salario a sus artistas contratados, que él dijo 3 veces que era muy bueno y no los hace asumir el riesgo del resultado de la taquilla, contrata el escenógrafo que quiere y el teatro que le parece apropiado.

O sea que él no respondió a la pregunta de Hanglin. Unos creen que reconoció que asume pérdidas. Otros, más benevolentes, que arriesga pero que espera recuperar.

La cuestión es que arriesga en varios frentes, y todo montado sobre el escándalo porque, hasta ahora, Fort no ha demostrado otro talento, que por cierto a algunos les permite facturar dinero pero obliga a mantener la saga, con el desgaste que todo eso provoca.

Fort le dijo a Hanglin que él se siente bien con ese alto perfil, y provocando por aquí y por allá. Según él, no hay programa de TV que no tenga que hablar de él. Fort se refería a los programas sobre la farándula que para él son los programas de TV.

El resto de la programación no existe para Fort. Todo aquello que no lo haga centro de escena, es superfluo. Él dijo que los mira todos para saber qué se dice de él. El ego es más grande que la anatomía del personaje, en especial desde que dejó de consumir hormonas para el crecimiento que, agregó, le concede más masa muscular (¿no serán anabólicos?) y le permite rejuvencer. Tuvo que dejarlas para una intervención quirúrgica en la espalda, según dijo.

Fort cree que él es referente de un amplio abanico social pero está convencido que en el público infantil tiene más repercusión que en el resto, y ahí apuntó como su próximo comic, en el que guionistas y dibujantes lo presentan casi como un integrante de X-Men, para vender una barrita de chocolate y cereal que, obviamente, anticipó que es "riquísima".

Fort visitó a Hanglin luego de protagonizar ruidosos enfrentamientos en el programa Intrusos, de Jorge Rial, donde siguió colisionando con bailarinas del espectáculo revisteril Fantástica, en especial una tal Pamela Sosa, a quien ya hizo famosa. Pero no tiene presencia mediática suficiente para cubrir las expectativas, y las necesidades, de amortización de Fort, y entonces insinuó que Rocío Marengo había ejercido el sexo pago y, de paso, criticó a Carmen Barbieri, quien con su esposo Santiago Bal son los empresarios de ese show.

Marengo había hablado de la supuesta homosexualidad de algunos amigos de Fort y Sosa se refirió al personaje como gay. No es la primera persona que lo sospecha. Él lo niega aunque también es cierto que dijo que Ricky Martin cometió un error confesando su homosexualidad y que no tendría que haberlo hecho.

Una lástima que Hanglin no le preguntó a Fort por la versión, difundida por el propio personaje, acerca de la existencia de videos filmados en la casa que alquiló en Mar del Plata, durante la temporada veraniega, de invitadas suyas teniendo sexo con sus amigos. Terrible eso de filmar a los que se invita a cenar. Y permitir esas actividades en la casa donde también viven sus hijos menores de edad.

Algo que parece preocupar mucho a Fort por estos días es el flanco débil de su figura: la ausencia de trayectoria. Eso quiere decir que sigue siendo una posible golondrina en el negocio del espectáculo. Se lo dijo Santiago Bal: “No escuché lo que dijo ni tampoco me interesa. A este señor no lo conozco, lo vi en la televisión varias veces pero no sé quién es. ¿Es algún profesional, un compañero mío o un colega? Tengo 50 años en esta profesión no puedo escuchar lo que dice cualquiera del público. Yo todavía no lo considero como un artista. Cuando haga alguna cosa ahí lo podré considerar. Cuando vea algunos trabajos de él ahí voy a poder opinar, ahora lo único que veo es que está haciendo notas y hablando mal de la gente pero nada más. De eso no puedo sacar un juicio, cuando lo vea hacer algún trabajo después te puedo dar mi opinión si me parece bueno o malo. Por ahora no puedo tenerlo en cuenta”.

Elizabeth Vernaci fue más frontal: ella dijo que Fort es "un pelotudo e idiota” y que debería seguir los pasos de Ricky Martin.

Es curioso porque Vernaci consiguió desnudar las contradicciones de Fort: el mediático personaje, con cierta histeria, amenazó con iniciarle acciones legales a Vernaci, imitando a Jésica Cirio, quien se enojó porque la conductora la llamó "gato". Cirio cree que porque algún empresario poderoso y kirchnerista la ha protegido, y colmado de obsequios, tiene impunidad para compartarse como si lo suyo fuese gracias al arte.

Volviendo a Fort, es evidente que él, y otros integrantes de esa farándula que alimenta a los medios de comunicación, aceptan decirse barbaridades como un juego bastante perverso, pero al que no permiten ingresar a quienes no integran ese circo que recorre canales de TV, webs, diarios, radios y revistas.

Pero lo interesante era lo del menemismo, que probablemente se reconocería en Fort, quien sin embargo tiene éxito en el kirchnerismo. Entonces vamos al punto: Fort es la demostración de la interconexión entre menemismo y kirchnerismo, como Ricardo Jaime. Los Kirchner detestan esa afirmación porque se empeñan en construir una historia de cambio y progreso que no tiene más sustento que la insoportable violencia oral de Hebe de Bonafini.

Comentarios

  1. MENEM = DESOCUPACIÓN
    MENEM = 0 PRODUCCION
    MENEM = CORRUPCION DESCARADA

    FORT, ALGUNA VEZ LABURASTE??

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  2. Que raro, creo que a los vagos como vos le fue mal en la época de Menem, a los especuladores y alos incompetentes como vos anonimo.

    Mauricio

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