Hitler, el ataque al Este y los problemas dominicales de Néstor

Considerable paliza mediática han recibido los Kirchner, y en especial Néstor, durante el fin de semana. Y eso que venían de una semana relativamente favorable. Sin embargo, la lectura de la prensa gráfica es demoledora y obliga a reflexionar sobre los errores estratégicos de Néstor.

| 18/04/2010 | 12:29

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En muchas ocasiones hay foristas en diversos sitios web especializados en cuestiones bélicas que debaten sobre los errores del mal estratega que padeció Alemania y gran parte del planeta llamado Adolf Hitler.

En general se considera que una gravísima decisión de Hitler fue, una vez derrotada Francia, no finalizar la guerra con Gran Bretaña, bien militarmente o de lo contrario buscando una salida diplomática. En verdad, hubo una enorme subestimación de parte de Hitler hacia el espíritu combativo británico.

Pero también hay coincidencias en que hubo un 2do. y más grave error: la apertura del frente del Este europeo, cuando aún combatía en el Oeste.

El 3er. error gravísimo y que compite con éste fue la declaración de guerra a USA.

En una actitud demencial, Hitler terminó rodeado y el suicidio fue su única respuesta a su propia sucesión de errores.

Desde entonces mucho se advierte en todas las escuelas de estrategia acerca del peligro de la apertura simultánea de frentes de conflicto.

Pero Néstor Kirchner ha decidido una apertura simultánea de conflictos con todos los grupos importantes de medios de comunicación del país, en forma simultánea.

El problema de Kirchner era Grupo Clarín pero, probablemente para disimularlo, se ha enfrentado con todas las cabeceras provinciales, y el resultado comienza a serle adverso.

Resulta que en días en los que él supone que no le fue tan mal, los panoramas dominicales son devastadores para con los Kirchner.

Más allá de la enorme incapacidad del kirchnerismo para tener medios de comunicación propios aceptables/interesantes para la opinión pública, no consigue crear una paridad de fuerzas imprescindible para su programa de recuperación de imagen pública.

Acotar su disputa a Clarín, probablemente, hubiese sido lo más sensato. Por ejemplo, avanzar sobre Papel Prensa -el reclamo gubernamental, más allá de lo que inspire Guillermo Moreno, es legítimo- y la fusión Cablevisión/Multicanal era una doble acción puntual que delimitaba el conflicto y Kirchner hasta podría haber encontrado aliados.

Pero tal como se ha presentado la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es una cruzada tan gigantesca como inviable y que le provoca a los Kirchner otros conflictos, como el que crece con la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Por eso hay quienes aconsejan en la Casa Rosada posponer la vigencia de la legislación nueva, pero Kirchner dice que sería una demostración de debilidad ante Grupo Clarín.

Luego, intentar una tregua con Grupo Clarín sin desactivar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, también es un grave error, porque la Ley de Radiodifusión ya fue reemplazada.

Existe la impresión de que la desorientación al respecto invade al kirchnerismo y hace la confrontación su discurso cuando, en verdad, debería ser apenas una herramienta.

Pruebas de lo diverso que resulta la colisión de los medios con los Kirchner es el siguiente ejemplo:


Joaquín Morales Solá en el diario La Nación, socio de Grupo Clarín en Papel Prensa y en la agencia de noticias DyN:

"(...) Los conflictos provinciales del peronismo, enfrascado ya en la disputa electoral del año próximo, seguirán dándole malas novedades al Gobierno en el Senado. El gobierno pagó el precio de acordar con Carlos Menem, pero senadores propios se borraron oportunamente y el oficialismo se quedó sin votos clave.

El arreglo con Menem consiste en que nadie impugnará nunca su condición de miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales, lugar que el ex presidente necesita ante la posibilidad de que la Justicia reclame su desafuero. El Gobierno prometió también ayudarlo en lo que puede (que es poco) en sus muchos pleitos con la Justicia. No es mucho, en efecto, pero la alternativa que tiene Menem es aún peor: la intemperie y la nada.

Dicen que la Presidenta se enojó con Carlos Kunkel porque éste lo zamarreó por su edad a Carlos Fayt. Pocos días después una enorme marcha montada con la logística del kirchnerismo fue a la sede de la Corte Suprema de Justicia para presionar al tribunal por la ley de medios. Hebe de Bonafini, aliada jamás desautorizada por el kirchnerismo, arremetió con su boca injusta contra todo el tribunal. ¿Habrá creído Fayt en aquellas disculpas de Cristina? Probablemente, no. Toda la Justicia, incluidos sus estamentos intermedios, se considera en el centro de una dura ofensiva oficial, que incluye amenazas y desaires a los jueces y a la Corte Suprema.

Pocas veces el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, se pronunció con tanta franqueza como lo hizo contra el proyecto del diputado Alejandro Rossi para someter a los jueces a exámenes periódicos. Uno de los escasos méritos del kirchnerismo (haber nombrado una Corte Suprema prestigiosa y honesta) lo está perdiendo por exceso de sinceridad: se arrepintió de lo que hizo.

Kunkel sigue, mientras tanto, edificando una Justicia hecha a medida: una asesora suya en el Consejo de la Magistratura, Ingrid Jorgensen, podría ser designada en los próximos días camarista en el fuero Contencioso Administrativo. ¿No debería el Consejo de la Magistratura excusarse de nombrar a sus propios empleados en relevantes cargos de la Justicia? Otro de los candidatos de Kunkel para ese crucial fuero es Alberto Lugones, impugnado por falta de idoneidad ante el Consejo de la Magistratura. (...)".


Carlos Abrehu en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán, sin relación alguna con La Nación ni Grupo Clarín:

"(...) La fuerza del poder kirchnerista estriba en el Ejecutivo que hace uso y abuso del manejo discrecional de la caja y de su capacidad de presión política sobre los gobernadores y el Poder Judicial. Sin embargo, en las primeras líneas de las huestes K, reconocen que este no es el mejor momento de la administración de Cristina Fernández. Esperan que el avance de 2010 registre modificaciones positivas en el humor social, como consecuencia del aumento del consumo y de la disponibilidad de más dinero en los bolsillos de los asalariados.

La inflación, pese a que no figura en el diciconario oficial, crece y erosiona los ingresos fijos, las jubilaciones y los subsidios sociales. Como también debilita la imagen oficial la ola de denuncias de corrupción que salpica a ex colaboradores y empinados funcionarios de la Rosada. Todo suma para el desgaste de los K, pero nadie capitaliza claramente desde la otra vereda.

La apuesta al tiempo supone que esa situación se mantendrá estable. El ex presidente redobla sus esfuerzos y se asegura que el grueso de los gobernadores no se subleve. Todos saben que es hoy el candidato puesto para pretender el regreso a la Casa Rosada en 2011, pero que entre marzo y abril de ese año estará resuelta la situación. Néstor peleará cada gobierno provincial, cada intendente y hasta el último concejal, explicó uno de sus interlocutores habituales de los últimos tiempos. De esa manera traducía la pulsión de poder que anima a Néstor Kirchner.

José Alperovich conoce el microclima que rodea al matrimonio presidencial y que su nombre circula dentro de una reducida lista. Daniel Scioli y José Luis Gioja -de mayor identificación con la ortodoxia pejotista- emergen como competidores de fuste. Sin embargo, opta por la cautela y prefiere recluirse en las tareas administrativas.

El discurso público apunta a la gestión y a la conclusión de los proyectos en marcha. Sin embargo, está lejos de descuidar el armado político para 2011.

La amplitud de miras le permite incluir aliados provinciales que pueden simpatizar con ofertas bien distantes de la Casa Rosada en el orden de las elecciones presidenciales. El partido Libres del Sur, que lidera Federico Masso, mantiene relaciones muy amistosas con la Casa de Gobierno. En función de ello se especula que jugará por la fórmula gubernamental del alperovichismo. Del oxígeno que le suministre la Casa de Gobierno dependerá la subsistencia de las cooperativas que conduce el referente de Humberto Tumini en Tucumán. Los matices ideológicos se opacan antes las necesidades políticas.

El mayor gesto de pragmatismo lo protagonizó Fernando Arturo Juri. Volvió a la sede del justicialismo, donde reasumió su puesto en el consejo provincial. Su anfitriona fue la senadora Beatriz Rojkés, que le había ganado la elección interna por la presidencia del partido en 2007.

Fue, en verdad, la culminación de una serie de charlas que datan desde diciembre. En el medio y sin fotos, antes del viaje de Alperovich a Nueva York, hubo otro diálogo en Casa de Gobierno. Fernando Juri Debbo obró de mediador.

Vamos todos por la unidad del partido, sentenció el ex vicegobernador, ante la satisfacción de la plana mayor del alperovichismo. Encubrió un regreso sin gloria.

Con esas palabras dejó en el olvido sus catilinarias contra el kirchnerismo y defraudó a los 71.838 ciudadanos que votaron por su propuesta de enfrentamiento con la Rosada y con la Casa de Gobierno. En ese entonces era el primer aspirante a senador por Unión PRO Federal. Devaluó, así, su perfil de político creíble, porque en menos de un año mudó de prédica y se acomodó en el nuevo esquema. Sus intenciones de desarrollar una propuesta diferenciada del alperovichismo se diluyeron. (...)".


Eduardo van der Kooy en el diario Clarín, de Grupo Clarín:

"(...) Hace rato que en el bloque oficialista se viene incubando malestar a raíz de la intransigencia de los Kirchner. El matrimonio le había ordenado a Pichetto el miércoles que tampoco diera quórum. Pero la sorpresa se coló por el lado menos pensado. Esta vez la siesta la durmió el oficialismo, como le había ocurrido a la oposición con el brinco de Menem.

El caso de Bortolozzi no es un caso aislado. Provocó más impacto, quizá, porque se trata de una legisladora de perfil llano, alejada siempre de las polémicas políticas. Pero el jujeño Guillermo Jefenes, cuando vuelva del exterior, dejará de pertenecer al bloque oficialista. El misionero Luis Viana ya no está y, probablemente, el neuquino Horacio Lores empiece también a acomodarse entre el kirchnerismo y la oposición, como lo hacen la santafecina Roxana Latorre o el pampeano Carlos Verna. "Tenemos que pensar que nuestro número estable en el Senado será 33", admitió un viejo peronista.

Tal vez, desmenuzando la votación del miércoles, ese hombre tenga razón. El kirchnerismo logró la aprobación del pliego de Marcedes Marcó del Pont para el Banco Central por 35 votos a 34. Aunque en la reforma a la ley del cheque perdió 35 a 33. Es decir, resignó dos votos entre una y otra prueba. Marcó del Pont zafó del compromiso sólo gracias a la abstención de Menem.El Senado también podría volverse inasible para los Kirchner.

El bloque oficialista se desgrana. Parece haber perdido además la capacidad de manipular el quórum. Tienen a Cobos como árbitro de la Cámara. Pasaron sólo un puñado de horas antes de que el kirchnerismo redoblara la embestida contra el vicepresidente.Cristina, Rossi, Aníbal Fernández y Hugo Moyano recurrieron al argumento de la supuesta traición.

Pero también se escandalizaron por la permeabilidad de Cobos para cumplir con la Constitución. Suena a broma la preocupación de aquella primera plana kirchnerista –incluída la Presidenta– por el respeto constitucional. Pero en el mísero teatro de la política argentina cabe todo. También la hipocresía.

Cobos no pareció tener ahora la misma conducta que evidenció durante los últimos aprietes kirchneristas. Defendió la votación de la reforma a la ley del cheque. Sus vacilaciones en el pleito por las reservas del Banco Central pudieron servirle de escarmiento. Desde ese momento, la discusión sobre su candidatura presidencial creció en el radicalismo.

También su imagen pública se empezó a erosionar. Irrumpió además Ricardo Alfonsín, moviéndose a la par del vice con ínfulas de candidato. Esa pretensión del hijo del ex presidente radical se mantiene intacta.

Cobos estaría dispuesto a repetir la receta que más éxito le dio. Cada pelea con los Kirchner podría volver a fortalecerlo. Pero hay que tener buenas espaldas para soportarlas. La pelea es una esencia insustituible de la política del matrimonio. La Argentina podría estar así encaminándose hacia un nuevo y enorme conflicto institucional."


Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, que no tiene vínculo empresario alguno con Grupo Clarín:

"(...) En el caso de Cobos, el oficialismo, con Cristina a la cabeza, no ha ahorrado calificativos para ofenderlo. Y ya hay legisladores ultras, como Carlos Kunkel y Diana Conti, que encuentran asidero en posiciones que, en privado, sustentan Miguel Pichetto y Agustín Rossi, que han hecho los primeros amagos para llevarlo a juicio político, por haber convalidado la votación en el Senado por el impuesto al cheque.

Debe reconocerse, con todo, que la oposición se ha movido una vez más pensando en la tapa de los diarios del día siguiente, antes que en la legitimidad de ese acto. Puede entenderse, aunque no justificarse, que, después de tantos sinsabores que han sufrido, de tantas derrotas a manos del kirchnerismo, se dejen llevar sólo por el interés de ganarle una pulseada a Kirchner. De cobrarse alguna de las que sufrieron en carne propia cuando el Congreso se limitaba a levantar la mano ante cada orden proveniente de la Casa Rosada.

Porque es cierto que, en torno de esa media sanción de la ley que dispone sacar once mil millones de pesos a la Nación, para repartirlo entre las provincias, la biblioteca se ha partido en dos. Hay tantos juristas y constitucionalistas que dicen que la sanción es legal, porque no se trataba de modificar partidas específicas, como los que se agarran sin dobles lecturas del inciso tercero del artículo 75 de la Constitución, que parece dar la razón al gobierno.

Queda la impresión de que también de algún sayo deberá hacerse cargo el vicepresidente Cobos. En tramos de su participación en esa tensa sesión de la madrugada del jueves, pareció manejarse como un principiante. O atado únicamente a su intención de devolver golpe por golpe los mandobles que recibe desde el oficialismo.

Fue lo que le pasó con el senador salteño Juan Carlos Romero, que no puede ser sospechado de kirchnerista, quien lo cruzó feo y, con otras palabras, lo mandó callarse la boca, cuando el mendocino intervino para explicar su impresión acerca de que no se necesitaba una mayoría especial de 37 miembros para votar la ley. El artículo 33 del reglamento de la cámara, que Romero le enrostró, prohíbe expresamente al presidente del cuerpo participar en los debates. Conclusión: si el gobierno se muestra como lo que es, en toda su crudeza, a la hora de azotar enemigos, a veces, la oposición, y Cobos, en este caso en particular, no ayudan a levantar la impresión que la sociedad tiene de todos ellos, convertidos, por momentos, en un enorme cambalache.

Una cosa no debe dejar de apreciar la otra. Lo primero que surge en el análisis sobre estas embestidas contra Cobos y Macri es que, en el primer caso, se trata del dirigente que seguramente encabezará la corriente, si no una de las dos corrientes de la oposición, que competirá con el oficialismo en las elecciones presidenciales que vienen. En el caso del jefe de gobierno porteño, puede ser, para no pocos observadores, el dirigente que logre encolumnar detrás suyo a buena parte del peronismo no kirchnerista, si se produce la deserción, por decisión propia, de Carlos Alberto Reutemann, o, por imposición judicial, de Francisco de Narváez.

En conclusión: el gobierno ha desnudado, en estos días calientes, en toda su dimensión, que es capaz de cualquier cosa para conseguir sus fines o para evitar tener que tragarse algunos sapos, como puede ocurrir seguido en el Congreso, a la luz de lo que pasó en el Senado con el impuesto al cheque y, en la Cámara de Diputados, con la anulación del DNU que habilitó el uso de reservas del Banco Central.

Ha puesto a la luz chicanas, amenazas y aprietes, como ocurrió, en otro plano, hacia la justicia, durante la marcha que sectores oficialistas realizaron hasta las puertas de los tribunales, en defensa de la ley de Medios K. Los pechazos a la senadora Bortolozzi, queda dicho, han sido la frutilla del postre de ese afiebrado raid del kirchnerismo y sus aliados.

Los agravios personales hacia el vicepresidente Cobos, al que, desde jefe de una banda hasta traidor, pasando por croupier, le han dicho de todo, no reconoce antecedentes, o reconoce muy pocos, desde la vuelta a la democracia, en 1983. (...)".


Mauricio Maronna en La Capital, de Rosario, que controla el Grupo Uno, de Daniel Vila y José Luis Manzano, quienes se sienten amenazados por la nueva legislación de medios:

"(...) “En cualquier escenario hoy por hoy las encuestas marcan que Néstor gana en primera vuelta y que pierde en el ballottage, sea quién fuere el rival. Pero hay una caída importante de los candidatos de la oposición y un repunte de imagen e intención de voto en Néstor y Cristina”, confió el viernes a La Capital un importante consultor político, asesor de varios gobernadores.

Los opositores (hablar de oposición con semejante cantidad de islotes es una falsedad) están pagando hoy lo que en el marketing político se denomina “sobrecarga de expectativas”. El error, en el que también cayeron varios analistas políticos nacionales, consistió en creer que los resultados del 28 de junio de 2009 habían puesto sobre escena una masa uniforme de legisladores parecidos a los de algún cantón suizo. Esto es Argentina, país en el que los ex presidentes nunca se retiran y la mayoría de los políticos tienen demasiados egos revueltos. El virus Palermo-Riquelme anida en esos señores que sólo se encandilan mirándose el ombligo.

Le dejan tendida la mesa al pícaro Néstor y a la cada vez más asentada Cristina para que diseccionen la realidad a gusto y placer.

Encontró el matrimonio presidencial a un personaje accidental que tiene características originales para el cargo que ocupa como ministro de Economía. Boudou —además de contar con el respaldo de una economía que crece y de una aceleración del consumo que se pega patadas con el aquelarre político— tiene calle y se aleja del tonito envalentonado de los kirchneristas paladar negro. Otra revelación.

Kirchner & Kirchner se aferran al casi siempre sonriente jefe del Palacio de Hacienda como principal baluarte para la sobrevivencia. El santacruceño sueña con un escenario de ballotage con Cobos, en lo que cree será un imán para volver a atraer a peronistas que hoy juegan sus cartas en el justicialismo disidente.

“Así como Menem usó a la Ucedé y a otros partidos de centroderecha para sacarles jugo, Kirchner lo hace con algunos sectores de izquierda que al fin pueden ver de cerca a cierta masa peronista. Es un jueguito que propone el Lupín (por Kirchner) en el mientras tanto, pero él sabe bien que el poder pasa por el peronismo. ¿Cree usted que no hay diálogos con (Carlos) Reutemann o (Francisco) De Narváez? Mi amigo, todos están hablando con todos. Son peronistas...”. Las palabras del eterno operador justicialista parecen reflejar cabalmente el estado de las cosas. (...").

José Eliaschev en El Día, de La Plata, grupo editorial sin relación alguna con Grupo Clarín:

"(...) La decisión del Senado reformulando la coparticipación del reaccionario y arcaico impuesto al cheque, y el triunfo de la mayoría opositora en Diputados invalidando el decreto de necesidad y urgencia mediante el cual el Poder Ejecutivo manoteó reservas del Banco Central acicatea la virulencia vengativa de un Ejecutivo que ignora la moderación y el respeto.

Fernández de Kirchner trató al vicepresidente Cobos de ser el croupier de un casino, más que el presidente del Senado, y el cada vez más desaforado Aníbal Fernández ya no sabe qué insulto vomitar desde su lenguaje de arrabalero psicoanalizado para descalificar al mendocino.

Hace apenas tres años, la propaganda oficial tapizaba las paredes y rutas del país con la enternecedora consigna "Cristina, Cobos y vos". Hoy, la primera línea de fusileros mediáticos del Gobierno lo denuncia a Cobos como cabecilla de un golpe de estado.

Contradicción fenomenal: ahora hay un lenguaje lubricado y extremadamente edulcorado para con bonistas y bancos internacionales. La Presidenta intercambia zalamerías y piropos con exponentes del pensamiento moderado (Angela Merkel, Sebastián Piñera, Alan García) y ya no se escuchan en la Casa Rosada descalificaciones groseras contra países, gobiernos e instituciones. Pero en el país subsiste y se acentúa la estrategia de la tensión, acompañada de la vocinglería de un coro de militantes callejeros y mediáticos que siguen cebando los motores de la discordia y el enfrentamiento ideológico.

La reciente campaña lanzada por amigos del Gobierno para denostar a periodistas por su nombre y por su foto, y la perenne ofensiva contra los medios, muestra la sustancia más peligrosa y alarmante del grupo gobernante. Con esta nueva oleada de amenazas a periodistas, no resulta exagerado evocar un pasado tenebroso pero cercano: ¿se está buscando un nuevo José Luis Cabezas?

Los escraches de odio al periodismo que esta semana se han acentuado en las calles de Buenos Aires con la firme ayuda de Canal 7 y el programa-ariete del Gobierno, "6,7,8", revelan que las cumbres internacionales y la salida del default no consiguen modificar esa estrategia de la tensión a la que la Presidenta, desgraciadamente, no sabe o no puede renunciar."

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